ESCENARIO DE VIDA

Apoyar o no a las hidroeléctricas

Como ambientalista estoy realmente preocupada porque veo que hay falta de claridad con respecto a la certeza jurídica que debe existir en Guatemala en cuanto a los proyectos de energía renovable, como las hidroeléctricas que son tan necesarias para disminuir la dependencia hacia los combustibles fósiles que generan el calentamiento global.

Hace años fui invitada por una comunidad a la inauguración de su pequeña hidroeléctrica. Fue un momento apoteósico cuando se encendió la luz y a una señora se le llenaron los ojos de lágrimas, de felicidad, pues siempre había querido poner un negocio de helados. El pueblo completo se sintió realizado y la felicidad, aun de los niños, de por fin contar con electricidad para leer en la noche fue desbordante.

Muchas personas desconocen las ventajas que tiene la energía hidráulica. Primero, es renovable y limpia; no contaminante, pero durante la construcción de las mismas se debe cuidar el entorno natural. Segundo, las hidroeléctricas producen una fuente de energía muy estable y hay muy poca fluctuación. Garantizan el mínimo de energía demandada, y si hay agua en las presas, se puede generar electricidad de forma limpia. Cuando la demanda es baja, el agua se mantiene en las presas o embalses y se ahorra, hasta que el consumo sea mayor. En pocas palabras, es una fuente de energía que se adapta a nuestras necesidades.

Muchos dirán que solo debemos estar en contra de las grandes hidroeléctricas y no de las pequeñas, pero esto es un grave error. Grandes o chiquitas tienen la misma función, que es la de generar energía limpia. Tienen el mismo grado de responsabilidad de hacer las cosas bien. Finalmente, son necesarias para dejar atrás el vicio al petróleo. Ambas deben velar por una justa distribución de la energía según las leyes existentes. Por ejemplo, las grandes no pueden distribuir energía a las comunidades según las leyes del país. Pero tanto grandes como pequeñas deben existir y actuar con responsabilidad ambiental, social y empresarial.

Si se toman todos los cuidados en consideración, no tiene por qué afectar el agua. Por ello, se debe velar por que haya un caudal ecológico, y así se garantiza que los peces puedan continuar con sus ciclos biológicos. Esto lo vi en carne propia en varias hidroeléctricas, donde me encontré con más peces que como originalmente había. Se puede trabajar bien para que no haya ningún tipo de repercusión.

Cuando he estado en el interior de la República, he visto que las comunidades tienen necesidad de ser escuchadas, lo que es plenamente válido. Sin embargo, es importante que para que la gente se exprese, cuente con información certera, que no exista desinformación y no saltemos a conjeturas inexactas.

Estoy convencida de que aún no se dimensiona el importante papel que juegan las hidroeléctricas, grandes o pequeñas en nuestras vidas. Más bien, parecieran existir mitos. El fallo de la CC relacionado con el cierre de la hidroeléctrica de Oxec, en Santa María Cahabón, fue presuntamente por no haber cumplido con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Sin embargo, siento absurdo cerrar una planta cuando ni siquiera existe un reglamento que sustente las reglas del juego. A mi juicio, la CC debió haberle pedido al Gobierno que hiciera un reglamento y no sencillamente cerrar la planta. Estoy de acuerdo en que se realice una consulta previa, informada y de buena fe, pero no irse directamente a cerrarla. ¿Será que la CC se apresuró en su fallo sin poner este factor en perspectiva? Ojo con futuras inversiones al país, pues esto nos daña.

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