A CONTRALUZ

Arzú y la caja de Pandora

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Con su intempestiva aparición en la conferencia de prensa por el caso Caja de Pandora, la semana pasada, Álvaro Arzú pretendía intimidar a la fiscal general, Thelma Aldana, y al jefe de la Cicig, Iván Velásquez. Su objetivo era atacar verbalmente a “esos dos individuos” para quitarle el impacto a la denuncia en su contra y salir en caballo blanco, como siempre lo ha hecho. Pero el alcalde nada pudo hacer porque aquellos lo ignoraron y en su propia cara informaron sobre la solicitud de antejuicio en su contra por peculado y financiamiento electoral ilícito. Ya de salida, derrotado y en ridículo, el alcalde tuvo que acudir a los periodistas que desprecia para asegurar que “gracias a mí” no han podido darle un ficticio golpe de Estado al presidente Jimmy Morales. No cabe duda, Arzú representa ese conservadurismo recalcitrante que aún cree que estamos en los tiempos en que los tiranos podían inventar cualquier cosa para asustar a las masas y hacer con el presupuesto estatal o municipal lo que quisieran.

El nombre de Caja de Pandora para este nuevo caso es más que elocuente porque ha permitido la salida de sapos, culebras y monos aulladores. El criollo impecable, cuya obra capitalina se ha limitado al maquillaje del área urbana sin entrar a los problemas de fondo, no es solo el político bonachón que cena tamal con gente pobre en la Nochebuena. No, además de haber sido el responsable del descalabro del Estado con la venta de activos cuando fue presidente, Arzú se muestra ahora como el político que utilizó fondos ediles para mantener sus oscuros vínculos con el capitán Byron Lima, quien había sido parte de su escolta cuando fue gobernante. ¿Por qué se mantuvo esa relación a lo largo de los años? Cuando Lima Oliva fue condenado, junto a su padre, por el asesinato del obispo Juan Gerardi, Arzú defendió a capa y espada la inocencia de ambos militares. ¿Por qué le constaba que eran inocentes? Recuerdo que en esa época se manejó una versión no confirmada de que una persona muy cercana al ahora alcalde habría estado involucrada en el hecho sangriento y que los militares guardaron total silencio.

Verídica o no esa versión, lo cierto es que Arzú reforzó los lazos con Lima Oliva al hacer negocios con este para la compra de productos destinados a su campaña de reelección. Arzú dice que no hace propaganda, pero los capitalinos vimos los soles de duroport para vehículos, playeras, mantas y otros objetos del Partido Unionista que habrían salido de la cooperativa Torre Fuerte. ¿Cómo podía mantener el alcalde metropolitano este tipo de vínculos con un reo peligroso, señalado de tener una red para controlar las cárceles del país? Ese es otro elemento que encierra la Caja de Pandora, en el que también fueron apresados Luis Lima Oliva, hermano del militar asesinado, y los abogados Marco Antonio Rosell y Moisés Galindo, este último miembro de la Fundación contra el Terrorismo. Ven la ampliación de los vínculos. A ese grupo de detenidos se agrega Luis Alberto González, exdirector del Sistema Penitenciario.

Arzú parece dispuesto a todo y ahora se ha convertido en el líder de los grupos oscuros. Ayer, martes, por ejemplo, se observó la intención ¿coordinada? de empañar la presentación del 10º. Informe de la Cicig. Casi a la misma hora se supo que la visa de Velásquez había sido revocada por un mal procedimiento, lo cual a todas luces resultó risible porque el convenio entre la ONU y Guatemala determina que el comisionado está exento de este tipo de trámites burocráticos. Poco después del informe, Arzú volvió a la carga con un video en el que califica a Velásquez de incompetente y lo acusa de tener un fin perverso: imponer una agenda política de izquierda en el país. Sin embargo, las de Arzú ya son patadas de ahogado de una clase política que siente que su piso se hunde frente al avance de la justicia.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.

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