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Banguat financió armamento de Árbenz

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Con motivo del bicentario de la Independencia 1821-2021, se hace un recorrido de lo que hicieron los presidentes en la Hacienda Pública  en Guatemala, esta vez con ocasión de la renuncia del presidente Jacobo Árbenz, el domingo 27 de junio de 1954.

Raúl Sierra Franco, ministro de Hacienda y Crédito Público, hizo una declaración personal respecto del manejo de los recursos dinerarios que solicitó el presidente Árbenz durante los días anteriores y posteriores a su renuncia, así:

El sábado 26 de junio a las 10 horas, fui llamado urgentemente por el señor Presidente de la República, Coronel Jacobo Árbenz, a su despacho de la casa presidencial; llegué inmediatamente pero fui recibido por el presidente hasta las 11 y veinte minutos. Ya en su despacho me indicó que ya se había arreglado totalmente el suministro de aviones, armas y equipo de defensa, ordenándome que era urgente pagarlo y que se había designado al coronel Carlos Enrique Díaz, jefe de las fuerzas armadas, y al mayor Alfonso Martínez, jefe del departamento agrario nacional y jefe de las fuerzas de reserva que habían sido llamadas al servicio militar —según se me informó— para que recibieran ese dinero, que ellos firmarían el recibo provisional y que el martes 29 de junio a más tardar se emitiría el acuerdo de erogación, legalizando la operación ya por el monto total y con base en las facturas y comprobantes del caso.

Como ya sólo faltaba un cuarto de hora para las doce y por ser sábado, ni los bancos ni las oficinas públicas trabajan por la tarde, telefónicamente desde el despacho del presidente de la república se localizó al doctor Manuel Noriega Morales, presidente del Banco de Guatemala, pidiéndole datos sobre el disponible y comunicándole la orden urgente del suministro de fondos.

Al conocer el estado del disponible, el señor presidente de la república me indicó que podría disponerse provisionalmente del depósito que tenía en el Banco de Guatemala el Banco Nacional Agrario, el que previamente había ofrecido su colaboración en un caso de emergencia y que como se trataba de un asunto de pocos días en tanto se llegaba al próximo día hábil de trabajo, que no había ningún problema. Inmediatamente pasaron a su despacho, tanto el coronel Díaz y el mayor Martínez, quienes quedaron enterados de que yo ya estaba notificado de la orden, agregándose antes las objeciones que hice especialmente que se esperara para el lunes la realización de la operación, que ello no era posible ya que se trataba de asunto impostergable y de suma urgencia para la defensa de la patria y que cualquier obstáculo en tales circunstancias era traición y falta grave ante la situación de emergencia en que nos encontrábamos. Personalmente comuniqué tal situación al presidente del Banco de Guatemala, habiendo tratado con las autoridades de dicha institución la forma de poder realizar la operación dentro de la mayor legalidad.

Con el fin de ganar tiempo, no concurrí al llamado que me hizo la presidencia a las cuatro de la tarde del mismo sábado, llamado que fue repetido a las 6 de la tarde y finalmente a las 8 de la noche en que llegué a la casa presidencial habiendo informado que no se había podido reunir la cantidad pedida. El mayor Alfonso Martínez salió a la antesala del despacho presidencial a indicarme que el señor presidente decía que el asunto de cualquier manera debería quedar arreglado al día siguiente a más tardar a las doce horas.

josemolina@live.com

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.