A CONTRALUZ

Con la música a otra parte

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Alrededor del piano se ubicaban los niños. Un gran silencio inundaba el auditorio de la Escuela José Joaquín Palma, más conocida como la Escuela Federal, en la zona 12, a diferencia del bullicio en sus jardines, que se extiende en forma circular, una herencia de la Revolución de 1944. El maestro Manuel Alvarado Coronado, siempre pulcro, enfundado en su traje negro y corbatín, comenzaba a tocar el piano, del cual salían notas juguetonas y prodigaba una sonrisa a su tímida audiencia, para quitar la solemnidad del momento. Después de los ensayos, con sus dedos comenzaba a tocar una melodía y alentaba a sus alumnos a cantar “Es mi bella Guatemala un gran país”, de German Alcántara. Eran los años sesenta, que atesoro en mi memoria. Hoy ese piano ya no está.

Tengo un especial recuerdo del maestro Alvarado, con su proverbial paciencia para enseñar a niños de primaria la importancia de la música en la vida. Él sabía que quizá muchos de los presentes en su clase no íbamos a ser músicos, pero lo importante era que nuestro acercamiento con las bellas artes nos permitía una formación integral como seres humanos, al igual que la matemática, la educación agropecuaria y el lenguaje, como se llamaba en aquel entonces. Eran tiempos en los que se entendía que en la formación de los estudiantes no podía faltar el aspecto estético. La música nos permitía ejercitar el alma, los sentimientos, la vida interior, al igual que la educación física se encargaba del cuerpo.

Hoy estamos en una situación diferente. Existe una crisis de valores que corroe la sociedad y que amerita un mayor reforzamiento de las áreas humanísticas para forjar mejores seres humanos. Sin embargo, esas áreas son las que socaba el Ministerio de Educación porque tiene otras prioridades, como quedar bien con Joviel Acevedo, otorgándole bonos y aumentos salariales, aunque eso signifique recortes en áreas vitales. El problema es también la forma precipitada de hacer los cambios. La semana pasada, cuando apenas comenzó el proceso de inscripción en escuelas, institutos y colegios, el Mineduc informó de la creación de una única área de Educación y Expresión Artística, en la que un maestro tendrá que enseñar música, danza, teatro y artes plásticas. ¿En una clase semanal?

Si antes ya existían deficiencias en el sistema educativo, ahora se agrega otro bache. El Mineduc cree que amontonando todo en Educación y Expresión Artística va a resolver un problema presupuestario y de malla curricular, pero va a crear un mayor vacío, sobre todo en dos áreas: Música y Artes Plásticas, que permitían una formación integral como cursos separados. En realidad, lo que están haciendo ahora es oficializando el abandono de la enseñanza de las bellas artes en la educación primaria y básica, porque existe la errónea creencia de que son materias obsoletas o de relleno. En primaria hay incertidumbre sobre qué va a pasar. Ese es el caso de la Escuela Emilio Arenales Catalán, de Villa Nueva, donde en la jornada matutina apenas hay un maestro que en un día a la semana debería atender a 650 alumnos, por lo que solo cubre de 4º a 6º grados. En la jornada vespertina, de ese mismo plantel, desde hace años no hay maestro de música y en algunas ocasiones los padres de familia han tenido que contratarlo.

Por más que el Mineduc diga que va a capacitar a maestros, por experiencia sabemos que esas promesas se las lleva el viento. Eso mismo ocurre con la enseñanza de idiomas maternos en primaria y secundaria. Nunca han contratado maestros bilingües y son los mismos profesores monolingües en español los que hacen el intento de enseñar k’iche’, kaqchikel o mam, sin tener las nociones mínimas de los idiomas mayas. Esta situación ha llevado a que el sistema educativo se acerque más a una farsa, en el que tampoco se contempla la incorporación de moral y ética para el fomento de valores en las nuevas generaciones.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.