CATALEJO

Crisis del transporte está fuera de control

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EL PARO DEL TRANSPORTE pesado, producto de la terquedad del alcalde capitalino Álvaro Arzú ya comenzó a salirse de control. Por un lado, el tozudo jefe edil se niega a dialogar con los pilotos y éstos han aumentado día tras día la presión sobre el gremio para que paralicen el transporte pesado a nivel general. Las acciones de los pilotos, aunque han sido en orden, sólo dejan en evidencia la nula intención del zar municipal para buscar una solución negociada ajena a su mandato, actitud impropia de un servidor público. Y ante esta testaruda posición de los dos sectores responsables de este problema, las pérdidas continúan, superando ya los 500 millones de dólares durante esta primera semana de paros del transporte pesado.

LA TENSIÓN HA ido en aumento. Hasta el miércoles se contabilizaban cuando menos 12 mil contenedores paralizados en puertos y fronteras; ya se reportaban contenedores con vegetales y frutas pudriéndose, y los exportadores ya acusaban daño porque no estaban cumpliendo con pedidos al exterior, justo en la época prenavideña. Ayer se supo del ataque contra un cisterna con gasolina, hecho delictivo anunciado horas antes en las redes sociales como parte de una campaña de intimidación contra los pilotos no participantes en el paro. Esto constituye una clarísima ilegalidad de los transportistas, quienes por acciones de ese tipo se vuelven tan responsables como el alcalde capitalino, en lo personal, de todas las consecuencias.

ANTE ESTE PANORAMA, ES válido preguntarse sobre quién gana con esta crisis creciente. Con un gobierno nacional debilitado y la elección de la junta directiva del Congreso en pleno proceso, se debe pensar en los motivos reales para crear un problema mayúsculo y , de hecho, tomar otra vez a la población como rehén. Evidentemente, la intención es política y es necesario preguntarse cuál es el objetivo del instigador, porque mientras el presidente Morales evade intervenir en el tema y encontrar la solución, los problemas siguen sumando y no se vislumbra una salida en el corto plazo. A la par de los ciudadanos víctimas está el presidente, involucrado en una crisis no creada por él, pero sin la capacidad ni el poder para resolverla.

EL PANORAMA ES POCO alentador. Por un lado, el alcalde se empecina en no retroceder, como suele ser su costumbre, y es clara su despreocupación por la actitud de los transportistas, a quienes desafió en las redes sociales diciendo: “no se preocupe: a mi nadie me chantajea, a mi nadie me extorsiona”. Y los pilotos han puesto su grano de arena en esta tormenta diciendo a través de su presidente, Rony Mendoza que “Las luchas no se hacen de la noche a la mañana, las victorias no son de un día para otro”. Se evidencia la incapacidad de ambas partes, y su actitud cuyos efectos ya hubieran provocado, en cualquier otro país, la intervención del Estado para poner en orden a quienes ven a la autonomía municipal como algo intocable.

LAS CONSECUENCIAS YA son claras. Ha aumentado la ingobernabilidad y las secuelas negativas sobre la imagen del país y la percepción de los ciudadanos. La irresponsabilidad se ejemplifica cuando se atiende al monto que alcanza las pérdidas. No debe pasar más tiempo para el inicio del diálogo como paso previo al regreso de la normalidad. Hay riesgo de criminalizar la actitud de los pilotos, el alcalde y hasta el presidente por permitir o no evitar la violación de la ley, mientras se acrecienta el daño económico al país y por ellos el esector privado también pide acciones. Una cosa es clara: debería haber diálogo y no lo hay; debería aplicarse la ley y tampoco ocurre. Arzú se protege en el manto de la inmunidad legal. Los transportistas no lo tienen. Pero ambos merecen el repudio por su torpeza.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.