DE MIS NOTAS

¿Cuándo aprenderemos?

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No quiero desperdiciar el espacio con teorías sobre la pobreza sin traer a colación el decálogo de Abraham Lincoln. Un compendio simple, claro, preciso, de sentido común tan aplicable hace 150 años como el día hoy.

1. “Usted no puede crear prosperidad desalentando la Iniciativa propia.

2. Usted no puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte.

3. Usted no puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes.

4. Usted no puede ayudar al pobre, destruyendo al rico.

5. Usted no puede elevar al asalariado, presionando a quien paga el salario.

6. Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.

7. Usted no puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio de clases.

8. Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.

9. Usted no puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia, libertad e iniciativa.

10.- Usted no puede ayudar a los hombres realizando por ellos permanentemente lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos”.

Diez principios muy pertinentes para tomarlos en cuenta dentro de las discusiones que se iniciarán en el Congreso para aprobar el paquete fiscal enviado por el Ejecutivo. Un paquete, por cierto, incompleto y con poco alcance, pues obvia —como lo consigna muy claramente el colega columnista Mario García Lara, el día de ayer— uno de los problemas fundamentales, que es la focalización del gasto público en función de ciertas prioridades y un plan de gobierno mínimo, elevando su calidad y eficiencia, lo cual conlleva eliminar un sinnúmero de gastos superfluos, como los pactos colectivos, los programas clientelares o los dispendios de las municipalidades y consejos de desarrollo. Solo entonces se justificaría, agrega García Lara, una etapa de medidas emergentes focalizadas pero efectivas para aumentar la recaudación”.

Me escribía un amigo en un chat privado: “que cólera que cada mes tenga que pagar impuestos y tenga que contratar seguridad privada. Pago impuestos y tengo que pagar seguro médico privado. Pago impuestos y tengo que pagar educación privada. Pago impuestos de circulación y no tengo seguridad de poder circular libremente. Pago impuesto en cada galón de combustible, y las carreteras están llenas de hoyos y túmulos. Pago los impuestos más caros del mundo porque no recibo nada a cambio”. Tiene razón. No recibimos nada a cambio.

En este país se está violando el decálogo completo de Abraham Lincoln. No se puede construir destruyendo al que produce, introduciendo paquetes fiscales sin antes demostrar que se están llevando a cabo medidas especiales para transparentar el gasto público, eliminando tanto desperdicio y robo. En tanto no se compruebe esa voluntad habrá resistencia y oposición.

El pueblo está cansado del güiri-güiri politiquero de los sindicalistas mafiosos y de los servidores públicos inservibles. Es un pecado que se desperdicien cientos de millones de quetzales en fideicomisos opacos: “que en 2015 manejaron Q3.4 millardos, de los cuales de Covial fueron Q1.02 millardos y Q780 millones del Fondo de Solidaridad. Las transferencias de capital a los Codedes y entidades fuera del sector público que suman Q10 millardos, y otros rubros vulnerables de la administración pública, como la compra de alimentos para personas (Q1.8 millardos), los dragados de ríos y cuencas, sin supervisión y de dudosa ejecución (Q1.2 millardos), adquisición de productos farmacéuticos (Q821 millones), arrendamientos (Q414 millones), publicidad (Q385 millones), combustible (Q370 millones) y un extenso etcétera que hace un total de Q4.4 millardos”. /Columna de Édgar Gutiérrez, elPeriódico/15/08/16

No hay cómo conciliar el tema. El Gobierno debe aprovechar esta coyuntura, que de suyo es propicia, pues los astros han alineado al sector empresarial, al sector político y a los mismos contribuyentes para que se lleve a cabo un diálogo para definir un pacto fiscal completo, integral y de mayor alcance.

alfredkalt@gmial.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.

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