MIRADOR

Cuando dudas de la duda

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Tenía escrita mi columna de esta semana, cuando surge un tema que es preciso abordar por ser más urgente que aquello de lo que iba a hablar: las reformas constitucionales y el show circense en el Congreso.

En conferencia de prensa, el MP explicó con suficiente detalle la muerte del señor Centeno. Algunos —yo entre ellos— insistimos en su momento para que dieran a conocer la versión oficial de los hechos, tardada a mi entender. Por ello pregunté a la Fiscal General en TV la razón de dicho retraso y explicó que el Inacif estaba a punto de enviarle los resultados de las pruebas y que además era preciso que el juez competente conociera el hecho, razón por la que no habían podido revelar lo sucedido.

En su comparecencia, el MP aportó varias pruebas científicas. Estar en desacuerdo con ellas requiere, al menos, un paquete idéntico de evidencias, más allá de la “convicción” de que no fue como dicen que ocurrió. Cuando en un lado de la balanza se ponen parámetros objetivos —análisis forenses— es preciso colocar en el otro algo más que el discurso, el hígado, la libre opinión o argumentos hueros. No se puede pretender que el sentir —basado en nada— tenga el mismo peso que la exposición respaldada por técnicos. Si se quiere confrontar hay que ser honesto, de lo contrario no se puede —ni se debe— tomar en serio.

El hecho de que personas públicas como Ricardo Méndez Ruiz y Fernando Carrera tuiteen sobre el tema y den a entender que hubo un “crimen de Estado” es preocupante porque son escuchadas dentro y fuera del país. Tienen derecho a opinar, cuestionar la investigación, el procedimiento y cuanto deseen, pero permítanme que disienta con la forma. Que un excanciller de la República, que representó al país e intervino en foros internacionales, publique —¡sin más!— que hubo “una posible violación de DDHH encubierta por agentes del Estado” es una grave irresponsabilidad.

Además de tardío —ya lo expliqué antes—, no hay elementos objetivos para concluir que el informe del MP está manipulado. En redes se ha leído que los hechos ocurrieron antes de las 6 am, algo que también fue explicado en la investigación. Me tomé la molestia de buscar el original de uno de esos comentarios en la página del autor y contrasté que el utilizado en redes es falso y manipulado, y que “desapareció”. Han cuestionado que el señor Centeno murió en un lugar sin filmar por cámaras, lo que no desvirtúa la versión del suicidio ni señala a nadie externo. La mayoría de suicidios no son filmados y se resuelven, como este, con evidencias forenses.

Digo lo que siento: hay una conspiración manifiesta contra MP/Cicig construida sobre actitudes viscerales y radicales, lo que proyecta una imagen de país distorsionada que afecta a todos los ciudadanos. Si alguien en este país ha sido crítico con la Cicig y con alguna fiscal general, es un servidor. Precisamente por ello, tengo el ascendiente moral de manifestar mi sentimiento de rechazo a posiciones irresponsables y polarizadoras. Hay personajes encarcelados y en “busca y captura” que pretenden subvertir el avance de 2015 en la plaza, sin entender que no hay marcha atrás. Podemos cuestionar otras cosas del señor Velásquez o de doña Thelma, como su presencia en la tribuna del Congreso durante la pasada votación, pero no alentar resentimiento sobre irracionales suposiciones. De lo contrario, el último en salir por las Chinamas o Tapachula que cierre la puerta.

Todo lo anterior, dicho sin acritud, pero con responsabilidad.

www.miradorprensa.blogspot.com

ESCRITO POR:

Pedro Trujillo

Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Profesor universitario y analista en medios de comunicación sobre temas de política, relaciones internacionales y seguridad y defensa.

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