CON NOMBRE PROPIO

De Jutiapa el mensaje

|

En la ciudad de Jutiapa, el jueves recién pasado fue atacada a balazos una de las funcionarias más reconocidas por su decencia, honradez y dedicación en el Ministerio Público. Carmen Maldonado, agente fiscal designada en aquella localidad y reconocida por sus méritos de valentía y entrega a la justicia, fue herida por un cobarde que la esperaba, sentado como cualquier parroquiano, en la banqueta frente a su casa.

No tengo el honor de conocer a la abogada Carmen Maldonado, pero sí es impresionante la cantidad de personas que la reconocen como una de las mejores funcionarias del Ministerio Público; primero, por su determinación, y luego por su calidad humana para tratar los temas tan difíciles como los que se juzgan en el oriente del país y enfrentar los terribles efectos sociales del delito.

Carmen Maldonado, al verse atacada, puso de escudo los propios expedientes que cargaba y quizás esos legajos fueron los fundamentales para saber que su recuperación será cuestión de tiempo; sin embargo, su riesgo es enorme.

Dos cobardes atacaron a la profesional. El primero le disparó y salió en carrera cuando la pistola se le “encasquetó” y se vio vulnerable, mientras que otro “valiente” lo esperaba en la esquina de la cuadra, subido en una moto, para “no dejar rastro”. El ataque se registró a metros de la Comisaría 21 de la Policía Nacional Civil, donde, por lo visto, la capacidad de respuesta es letárgica y deficiente.

Es cierto que en el país se discute una reforma constitucional en el sector justicia, es cierto que un personaje de la propia Corte Suprema de Justicia brindó un espectáculo espantoso la semana pasada, pero es inconcebible que este atentado, el cual lesiona la espina dorsal del sistema, no tenga la cobertura que debió haber tenido y que a la fecha no exista una condena unánime de todos quienes articulamos esfuerzos, de uno y otro lado, para superar una justicia que “a tuto” llevamos y nos avergüenza.

El ataque contra Carmen Maldonado es cobarde y cruel, por supuesto que es contra su vida y su integridad física, pero más que todo es un mensaje de aquellos círculos de matones que han tenido al país secuestrado y que quieren resaltar que aún mandan y disponen de vidas ajenas.

El aparato de seguridad nacional debe hacer todos los esfuerzos para que lo antes posible los hechores materiales, que de plano deben estar escondidos como comadrejas en alguna madriguera, sean aprehendidos, pero sobre todo que aquellos actores intelectuales sean hallados y procesados lo antes posible.

Un hechor intelectual es diez mil veces más cobarde que el sicario. Ese hechor material tiene algún “motivo” para que desde un escritorio disponga de la vida de alguien más y, de seguro, con voz de valiente esa mujer u hombre ordene un pago para terminar con quien se interponga en su camino.

El ataque a la abogada Carmen Maldonado nos debe unir a todos porque todos debemos ser quienes exijamos la garantía a su seguridad. Vivir en un país donde la condena social no existe y sobre todo donde la capacidad de asombro se pierde a pasos agigantados es la peor de nuestras sentencias. El mensaje está dado y hay que tomarlo de donde viene. Exijamos que este hecho tenga un reparo inmediato o el miedo inundará aún más a jueces, fiscales y defensores que son, en muchas ocasiones, héroes anónimos de casos que no llegan a titulares y reflectores de los medios de comunicación, pero que son quienes marcan la diferencia en un sistema caduco, enfermo e ineficaz.

@Alex_balsells

ESCRITO POR:

Alejandro Balsells Conde

Abogado y notario, egresado de la Universidad Rafael Landívar y catedrático de Derecho Constitucional en dicha casa de estudios. Ha sido consultor de entidades nacionales e internacionales, y ejerce el derecho.

ARCHIVADO EN: