EDITORIAL

De las decepciones a la acción en 2017

El arranque del 2016 traía la inercia de las manifestaciones ciudadanas del 2015 y las esperanzas de la mayoría de guatemaltecos se centraban en la posibilidad de haber elegido un gobierno alejado de viejas prácticas, en el cambio de buena parte de legisladores y en la continuación de la lucha contra la corrupción, mediante un sistema judicial alejado de injerencias.

Para infortunio del modelo democrático, las esperanzas que la población había depositado sobre las nuevas autoridades pronto empezaron a desvanecerse. Afloró la improvisación y se alejaban las promesas que sellaron la campaña política, como fue el caso del transfuguismo en el Congreso, vieja práctica que criticó Jimmy Morales como candidato pero ya como presidente toleró.

La postura ambivalente de la no interferencia de poderes fue la mejor excusa, la cual quedó desenmascarada en pocos meses con la llegada al Legislativo de su principal asesor y factótum, quien buscaba abrigo ante señalamientos de espionaje, y con la citación de diputados a la Casa Presidencial, en una burda imitación a las malas prácticas del Partido Patriota.

Sin embargo, fue el involucramiento del hermano y del hijo del presidente en un caso de corrupción en el Registro de la Propiedad lo que evidenció el techo de vidrio de Morales, quien insiste en que su lema de campaña continúa intacto, pero a diferencia de su conducta en esos días, se ha tornado reacio a responder preguntas de la Prensa relacionadas con casi cualquier tema.

El vicepresidente Jafeth Cabrera se vio envuelto en dudas de financiamiento ilícito, pues por medio de uno de sus hijos habría recibido el jugoso aporte de recursos del narcotráfico. A ello se agrega el curioso bajo costo del alquiler de la casa donde vive, en una zona exclusiva, un argumento que lejos de convencer solo ha aumentado el escepticismo sobre las autoridades.

Generar decepción ciudadana no es exclusivo del Ejecutivo, también en el Congreso se han confabulado intereses indeseables para torcer el necesario rumbo de las reformas al sistema político, a fin de proteger estructuras de influencia de la partidocracia. Si bien se aprobaron algunos cambios, también se bloqueó el avance de las modificaciones al sector justicia, y hay sospechas de que pueden quedar totalmente desfiguradas, como se evidenció con el antejuicio.

La parsimonia ha sido mucho más preocupante en el Organismo Judicial, donde el retraso en la revisión de los expedientes de diputados señalados de diversos ilícitos, a fin de quitarles el fuero, ha sido el mejor reflejo de una preocupante cooptación. La actual presidenta de la Corte Suprema de Justicia carga con la sombra de un mensaje por Twitter a favor del presidente y de haber sido propuesta para el cargo por una magistrada fuertemente cuestionada por tráfico de influencias.

Los próximos meses serán decisivos para no ceder en las aspiraciones de edificar una mejor Guatemala, labor que requerirá de la fiscalización ciudadana, con tanta o mayor fuerza que en el 2015. De lo contrario, las esperanzas nacidas hace 15 meses serán devoradas por oscuros grupos que quieren seguir medrando a la sombra de la impunidad.

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