Urban Land Institute (ULI), entidad que colabora en la postulación de las ciudades más innovadoras, puso como prioridad la construcción de infraestructuras de transporte público que hagan evidente la innovación. Y he aquí las elegidas en el 2016.

La quinta ciudad es Boston: una urbe que ha mejorado notablemente su posición tecnológica gracias a un potente ecosistema emprendedor y a la influencia universitaria y científica de la ULI, entidad que colabora en la postulación de las ciudades más innovadoras. Con sus universidades en primer nivel del mundo, como el Instituto Tecnológico de Massachusets, MIT. Esta es una ciudad que he analizado recorriendo desde su centro urbano hasta esos suburbios abiertos, incluyendo la escala de esos espacios y de sus áreas residenciales dentro de terrenos jardín, tal como como quiso ser Guatemala alguna vez cuando se intentó convertir en ciudad jardín el barrio de Santa Clara, hoy la zona 10, la cual han avasallado en construcciones sin ton ni son.

Boston es una ciudad que en esta época padece de grandes nevadas que generan hasta más de un metro de nieve, lo cual ha hecho que se construya un sistema de transporte subterráneo que lo hace tener uno de los mejores y más accesibles a cualquier punto de la ciudad, con zonas peatonales.

Siguen: Londres, Silicon Valley, EE. UU.; Bengalore y Dublín, en China la gran urbe tecnológica de Shanghái. Nueva York, en EE. UU., la capital de las finanzas mundiales y que está apostando con determinación para mantener su espíritu.

Sídney, la capital australiana lidera la inversión en tecnología en Oceanía, disfruta de una de las mejores infraestructuras y conectividad del continente. San Francisco, en EE. UU., ciudad que hereda gran parte de su influencia del vecino Silicon Valley, que sirve como ciudad de referencia en servicios, compras, ocio y eventos de empresas, a pesar de ser de donde nuestras maras fueron cooptadas por las mafias mexicanas del narcotráfico.

En América Latina, Medellín que redujo las emisiones de dióxido de carbono, el desarrollo social de zonas marginadas y de población pobre con una notable disminución de los índices de criminalidad, construyendo espacios culturales y la gestión de los servicios públicos.

La transformación en Medellín en las últimas dos décadas, sobre todo la reducción de tasas de criminalidad, sirvió de trampolín para considerarla dentro de un centro mundial de innovación. Además cuentan con nuevas tecnologías en estructuras arquitectónicas: iniciativas de parques, biblioteca para despertar la cultura, con toques de innovación arquitectónica, —algo podíamos tomar de ejemplo nosotros, pero no tenemos parques, pues terreno visto se aprovecha para aspectos comerciales por falta de planes reguladores urbanos en la ciudad—.

Cuenta con un metro para reducir la contaminación. El solo hecho de que Medellín sea la única ciudad con metro en Colombia va referente a la reducción de más de 175 mil toneladas de dióxido de carbono. Este sistema de transporte, moviliza al menos medio millón de personas. Una solución similar a la de Boston. Mientras que en Guatemala se sigue pensando en pasos a desnivel o en unos canastos colgados que solo son “One Way”, que obligarían a tener que tomar otro vehículo para dirigirse a sus destinos finales, con lo cual el problema del tránsito continua centralizado. En Medellín hay menos criminalidad: entre 1991 y 2010 las tasas de criminalidad se redujeron en un 80%. En dos décadas, Medellín pasó de la inseguridad a la innovación y el desarrollo, lo que demuestra que los aspectos de violencia son responsabilidades municipales.