CATALEJO

Dos temas diversos sobre las mujeres

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En los últimos días he visto dos videos, con el tema central de la mujer, y uno sobre la violencia a las mujeres y a los niños. El primero es el escándalo provocado por un grupo femenino organizador de una “procesión” de burla a la religión católica, la mayoritaria en el país, con el objeto de salir en los medios para de esa forma ganar audiencia, según las integrantes, para su causa. Al ver al procurador de los Derechos Humanos respondiendo a preguntas sobre el aniversario de la matanza de las niñas del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, se colocaron detrás para salir en las tomas. El efecto fue una ola de críticas contra quien el vocero presidencial califica de “empleado del Legislativo”, incapaz de darse cuenta de la maniobra, y muy pronto quienes lo adversan políticamente armaron una lucha disfrazada en el respeto a la religión.

Las organizadoras quedaron mal. Demostraron incapacidad de medir las consecuencia de su burla, y ello provocó reacciones de la Conferencia Episcopal, cuyos integrantes, al descubrir la maniobra, emitieron un comunicado con la firma de monseñor Gonzalo de Villa, su presidente, quien ha recibido ataques —algunos anónimos y otros, no—. El tema de la mujer es no solo complicado, sino existen muchas aristas para analizarlo. Creo firmemente en la paridad de sus derechos, entre ellos el de ser respetada y apoyada en todo, como cuando trata de superarse con sus estudios y su papel de madre, ya sea casada o soltera, y de centro del hogar, así como sé su valentía, su entrega y sobre todo sus grandes cualidades superiores a las del hombre.

Uno de los videos presenta, probablemente en Perú, a una esposa azotando a su marido como castigo legal porque le ha pegado varias veces, según dice el juez. Ella cumple la sentencia con expresión serena. Aunque no se mira, el juez le recuerda la cantidad: 20 azotes con ramas de un arbusto muy flexible. El hombre se arquea con cada latigazo vegetal. Otro video muestra a un hombre en un callejón, abofeteando y pateando con odio total a una mujer, quien cae al suelo con su hijo en brazos. Ella no intenta defenderse: puede más su instinto de madre para proteger al bebé, mientras es vejada verbal y físicamente. A mi criterio, no es la primera vez de esa muestra de cobardía y por eso fue filmado en secreto desde una ventana, no sé en dónde.

El tercer video es sobrecogedor. Un padre energúmeno tiene colgando de un lazo a un niño de unos nueve años y lo azota inmisericordemente, aunque el infante, sollozando, encoge las piernitas para escaparse. Luego, el tipo hace lo mismo con la hermana, de unos seis años, y además de pegarle la lanza contra la pared cuando ella intenta escapar. Es sobrecogedor verla tratando de salir y ser regresada a jalones por el hombre. Mientras, un bebé gatea en el piso de tierra de la casa, totalmente ajeno a la agresión de sus hermanitos, filmada sin duda en secreto por algún adulto. Por elemental conclusión, un hombre así trata de agredir a su esposa en forma aún peor. La violencia hogareña contra la mujer es la peor forma de cobardía.

Otro video muestra a un ayudante de autobús maltratando físicamente a una pasajera. Todo fue filmado y por ello el hechor fue capturado y el dueño del vehículo condenado a pagar una multa de varios miles de quetzales. La violencia contra la mujer es una plaga en todos los niveles sociales, por ello la lucha por eliminarla no puede incluir burlas religiosas, étnicas, etc. Quienes luchan por esta justa causa deben pensar en los efectos terribles de retroceso en los avances a causa de actitudes díscolas e irreflexivas. El fanatismo lleva siempre al equivocado criterio de considerar a todos sus participantes en fanáticos. Las batallas se deben pelear con madurez, señalando acciones ilegales, injustas o inaceptables. Así se despertarán más conciencias masculinas.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.