A CONTRALUZ

Educación para maquilas

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El amparo provisional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que restituye la carrera de magisterio a nivel diversificado es un grave retroceso para la educación del país. La tendencia actual de la mayoría de países de América Latina, no digamos de Europa, es considerar indispensable que quien se encargue de la enseñanza en primaria tenga como mínimo una carrera a nivel terciario, lo cual implica el paso por las aulas universitarias. El responsable de este anacronismo en la educación es el partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que por medio de cuatro de sus diputados presentó el amparo. A dos meses de que comience el próximo ciclo lectivo, esta resolución implica problemas de diverso tipo para el Ministerio de Educación, además de introducir el factor de incertidumbre entre los estudiantes: ¿Qué seguir, el Bachillerato en Educación o Magisterio?

La UNE se vanagloria de que durante su gobierno aumentó la cobertura educativa en el país, lo cual no se discute, pero no introdujo reformas efectivas para dar calidad a la instrucción. ¿Para qué sirve un cartón de sexto primaria o de diversificado, si los egresados afrontan deficiencias en matemáticas, física y lectura, entre otras áreas? Somos una fábrica de analfabetas funcionales. El país tiene un grave déficit educativo que no nos permite ser competitivos frente a otras naciones y nos quedamos en el nivel de maquila. Soy docente universitario y sé de lo que hablo porque un alto número de alumnos de primer ingreso tienen problemas para estructurar una oración gramatical, desconocen el uso de la coma, mucho menos para comprender textos básicos de lógica formal. Esa es quizá la diferencia radical que existe entre Guatemala y Costa Rica, porque este último puede ofrecer mano de obra calificada a la inversión extranjera.

¿Qué hacen los países de la región? En El Salvador, las universidades tienen el profesorado en Educación Básica (primaria) para Primero y Segundo Ciclos, con una duración mínima de tres años, diseñado para formar maestros que trabajarán con niños de entre 7 y 12 años. En Costa Rica, las cuatro universidades estatales ofrecen la especialidad de profesor de educación primaria, con duración de dos años, y ahora a esta oferta se incorporaron 39 universidades privadas. En Panamá, un profesor de primaria debe tener una formación de cuatro años que incluye la universitaria. Para ser maestro de primaria en Colombia se requiere estudiar en forma obligatoria una licenciatura de cinco años, además de dominar el inglés. En México, la carrera de profesor de primaria tiene una duración de cuatro años en la universidad. Solo Honduras y Nicaragua mantienen el sistema de maestros en nivel diversificado, y este último país incluso ha recurrido a maestros empíricos, por el déficit de profesores graduados.

El fallo de la CSJ vino a complicar la ya desastrosa educación del país. El bachillerato en Educación ha funcionado y ya tiene a unos tres mil 500 docentes a las puertas de su graduación universitaria. No se pueden negar los problemas y las deficiencias que ha afrontado, pero es un paso adelante. Ahora será el retorno al pasado. A principios de enero del 2018, el Mineduc tendrá encima a miles de padres de familia que pedirán la inscripción de sus hijos en Magisterio, que ni docentes tiene ahorita y es probable que sea el tiro de gracia para el bachillerato. Aquí no importa la calidad educativa, ni si los jóvenes docentes tienen claridad y conocimientos suficientes para afrontar los retos de una educación con vistas al futuro. La UNE nos demuestra que su proyecto educativo es perpetuar la ignorancia que tanto daño nos hace como nación.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.