VENTANA

El mejor presidente

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El pasado domingo, 11 de septiembre, una amiga querida me sorprendió al enviarme, por Facebook, la documental ¡Viva Arévalo! que realicé para el Ministerio de Cultura y Deportes hace 27 años. Al verla, después de tanto tiempo, me conmovió el histórico mensaje narrado por el mismo Dr. Arévalo. Una Guatemala grande fue su sueño. Sentó las bases para que lo fuera, a pesar de que durante su mandato resistió 25 golpes de Estado. Su gobierno contrasta con la administración actual; un Estado débil, copado por la corrupción y la impunidad, a pesar del gran trabajo que realizan, en el sector justicia, el MP, la Cicig, jueces que han logrado permanecer independientes de los poderes oscuros y la participación de una ciudadanía más consciente.

La columna de este viernes la dedico al Dr. Juan José Arévalo Bermejo para honrar su memoria. Han transcurrido 65 años desde que cumplió con su mandato, que comprendió de 1945 a 1951. Su legado perdura. Las instituciones que creó nos sostienen como país. Para cada problema esencial, el Dr. Arévalo encontró una solución permanente. Cito algunos ejemplos: 1. El escalafón, como garantía a los derechos de los docentes del magisterio. En aquellos años los maestros de Guatemala se destacaban del resto de los de América Latina porque formaron parte esencial de la dirección del gobierno. Eran auténticos maestros. 2. El diseño de las escuelas Tipo Federación, que inculcaban el ideal de la integración centroamericana; contemplaban salas de trabajo, patios, teatro, servicios sanitarios para cada grupo de estudiantes, inclusive habitaciones adecuadas para maestros y autoridades. 3. Creó el Código de Trabajo, el salario para el séptimo día y feriados e inició los juzgados de Trabajo. 4. El Seguro Social y la construcción de la red de hospitales. 5. La Ciudad Olímpica. 6. El Instituto de Fomento de la Producción. 7. El Banco de Guatemala. 8. La Facultad de Humanidades en la Usac. La historia de su período fue calificada en el extranjero como “el milagro de Guatemala”. En mi opinión, como en la de miles de chapines que lo conocimos, seguimos considerándolo como el mejor presidente de Guatemala hasta hoy.

Para escribir el guión que él narra en el video visité su modesta casa, donde vivía junto a su encantadora esposa, Margarita, en la zona 2. Durante seis meses consecutivos, cada viernes por la tarde, el Dr. Arévalo me esperaba puntualmente para conversar. No puedo dejar de comentar lo apuesto, lo caballero, lo respetuoso, digno y lúcido que se conservaba a pesar de sus 84 años. Quiero enfatizar que el Dr. Arévalo tenía muy clara la enorme responsabilidad que conlleva administrar un gobierno. Por eso, cuando aceptó su candidatura puso tres condiciones: “Fe en su palabra. Disciplina durante la lucha. Y desinterés cuando se triunfara”. En diciembre de 1944, Guatemala lo eligió como su presidente con el 84 por ciento de los votos. El 15 de marzo de 1945 asumió el cargo y en su discurso se refirió así a la democracia: “La democracia supone el orden justo. La paz constructiva. La disciplina interior. El trabajo alegre y fecundo”. Arévalo cumplió. Salió con las manos limpias y la frente en alto. En su discurso final dijo: “De pie hemos llegado a este 15 de marzo de 1951. Guatemala ha demostrado que en seis años no hay poder humano capaz de humillar la voluntad de un pueblo cuando sus gobernantes no lo traicionan”.

“¡Necesitamos líderes como Arévalo, que inspiren lo mejor, y no lo peor de nosotros!”, exclamó el Clarinero. Pueden ver el video en el link https://www.facebook.com/Trilog%C3%ADa-Documental-Arbenz-1505941203055038/?ref=aymt_homepage_panel

clarinerormr@hotmail.com

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