SI ME PERMITE

El padre, un modelo para la sociedad del mañana

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“No puedes pensar en ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre”. Sigmund Freud

La realidad social que vemos en nuestro entorno nos invita a observar y evaluar cómo cada hombre desempeña su papel de paternidad para tener una idea de cómo será nuestra sociedad en unas cuantas décadas.

Para algunas personas, la imagen de paternidad es una clara imagen que les ofrece sentido para cada actividad que emprenden y el acompañamiento necesario para poder alcanzar las metas que se han propuesto, aunque no por ello dejará de haber dificultades y contratiempos, pero aun estos son algunos medios por los cuales se puede aprender y crear una mentalidad para superarlos y seguir adelante.

Pero no podemos negar que hay muchos para los cuales la figura de la paternidad no es más que un vacío o una nebulosa que no pueden despejar, porque cada vez que alguien pregunta por su padre lo que recibe son respuestas evasivas y que para nada ayudan en la realidad que viven.

Entre estos hay quienes su paternidad es simplemente cubrir los gastos que se tienen y pensando que han cumplido su parte, sin darse cuenta de que la relación propositiva y el acompañamiento individual de un padre puede ayudar a superar cualquier necesidad que se tiene en el campo económico o físico.

Todo hombre debe hacer a un lado lo que vivió en la niñez y las necesidades que tuvo que afrontar, y crear un entorno donde la nueva generación pueda visualizar una realidad que le permita hacer la diferencia en la vida en que está siendo instruido.

La individualidad de cada ser que nace en este mundo tiene que ser consciente al que está desempeñando una paternidad responsable en no hacer comparaciones y no esperar que porque uno puede hacer algo todos lo pueden hacer. Cada persona que inicia su vida tiene el reto de ser la persona única por sus particularidades, y si ningún ser en el mundo lo entiende, el único que lo hace es su padre y es lo que vale.

Una vez logrado lo anterior, cuando ha pasado a la eternidad ese padre nunca se borra de la mente de sus hijos, no porque haya sido una persona extraordinaria, sino porque fue la única persona que los comprendió y quien les ofreció el apoyo necesario para que siguieran adelante y lograran sus metas que en un momento soñaron.

Por esa razón, hoy en día debemos poner todo el esfuerzo necesario para que no exista un vacío paternal, y si en algún momento lo hubo, no es tarde para regresar y reparar esa realidad y poder retomar la relación para de alguna manera cambiar el curso de la vida de muchos.

Pongamos todo el empeño para que la imagen de la paternidad no solo sea corregida, sino también mejorada, y así dejar una estructura tan sana en la relación para que los que en la próxima generación hablen de sus padres no digan lo que hoy día escuchamos con tanta frecuencia, que para nada nos ayuda. Esta realidad no está fundada en recursos o capacidades que tienen los padres, sino en la voluntad que tienen de cuidar, guiar y acompañar a sus hijos.

Muchos de los que están esperando que nuestra sociedad pueda tener cambios radicales para poder salir del estancamiento social en que estamos sumidos deberían iniciar los cambios en su hogar y con los suyos, para que luego esos mismos cambios sean proyectados en las otras esferas de la sociedad y que nuestra nación se destaque por lo menos en la excelente relación de padres con hijos.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.