VENTANA

El político ideal

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Las  verdaderas lecciones de la historia son aquellas que se repiten varias veces a lo largo del tiempo. A mí me han impresionado mucho  las lecciones que dejó el  famoso personaje romano   Cincinnato.   Las lecciones de Cincinnato se han repetido a lo largo de más de dos mil 500 años.   Su nombre completo es  Lucio Quincio Cincinnato. Nació en el año 519 a.C, durante la época de la monarquía romana, y murió en el año 439 a.C,  durante  la era de la república romana.   Durante su larga  vida  salvó dos veces a Roma de la debacle.   Lucio Quincio Cincinnato es reconocido como el político ideal, porque, una vez resueltas las dos  crisis en las que participó, regresó de inmediato a su hogar,  tomó  el arado para cultivar  su  tierra y dejó atrás la vida  política.

La primera de sus intervenciones fue militar. Duró seis días. Desplazó al anterior jefe del ejército romano, que era un inepto, y salvó a Roma de la invasión de los Eucos. Su estrategia fue genial y es recordada por el enorme parecido que tiene cuando un escorpión se mata a sí mismo con su propio veneno al verse rodeado de estacas con fuego. Lucio Quincio Cincinnato construyó, en la noche, un cerco donde acorraló al enemigo, que no tuvo otra opción más que rendirse. Algo parecido le pasó a Baldizón, solo que dos mil 500 años después, aquí en Guatemala. Antes de las elecciones del 2015, Baldizón se autoeliminó con su propio veneno. Lo que para muchos guatemaltecos todavía no está claro es el enorme parecido que existe entre los Eucos, como invasores, con las organizaciones del narcotráfico que ahora nos están reinando, y que siguen apostando fuertemente a la toma del Estado. A mí me gusta imaginar que la Plaza del 2015 fuimos esa palizada de estacas con fuego donde se inmolaron varios escorpiones.

La segunda vez que Cincinnato salvó al pueblo romano no fue por medio de un enfrentamiento militar, sino una victoria psicológica. Ocurrió 20 años más tarde. Fue la segunda de sus lecciones geniales para la humanidad. Para comprenderla bien, habría que pensar que David no venció a Goliat porque tenía una honda, sino porque se convirtió en un gigante más grande que Goliat. Lucio Quincio Cincinnato tenía 80 años, araba su tierra cuando lo eligieron para enfrentarse al nuevo enemigo de Roma: Espurio Melio. Cincinnato fue investido con todos los poderes que podía otorgarle la república romana en esa época a un ser mortal. Convertido en un gigante del tamaño de Roma, Lucio Quincio Cincinnato citó a Espurio Melio. En lugar de enfrentarse y pelear, Melio tuvo miedo. Le dio pánico saber que sería perseguido por Cincinnato y prefirió huir. Al huir, escribió su sentencia de muerte. “Un gigante más grande que Goliat es lo que necesitamos crear para las elecciones del 2019”, susurró el Clarinero. La lección de integridad, de espíritu grande, que nos dejó Lucio Quincio Cincinnato es ejemplar porque una vez cumplida su misión, por segunda vez, dejó el poder y volvió a su hogar.

Lo interesante es que dos mil 200 años más tarde sucedió algo similar en los Estados Unidos, con George Washington. Washington se distinguió, primero, como comandante del ejército revolucionario que logró la independencia de ese país en 1776. Después fue su primer presidente. Al concluir su vida política, regresó a vivir de la tierra en Mount Vernon, Virginia. George Washington llegó a ser conocido como el Cincinnato americano. En el año de 1788, en el estado de Ohio, se fundó la ciudad de Cincinnati. Las lecciones históricas que dejaron Cincinnato y Washington se fundieron en un solo lugar para recordar, para siempre, al político ideal.

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