ENCRUCIJADA

El quetzal vuela pero la economía no despega

Juan Alberto Fuentes Knight

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En el 2009, el dólar de los Estados Unidos llegó a valer 8.3 quetzales. Si un empresario exportaba bienes por un valor de US$10 mil, recibía Q83 mil como pago por esas exportaciones. Ahora el dólar equivale a 7.3 quetzales. Si un empresario nuevamente exporta bienes por un valor de US$10 mil, solo recibe Q73 mil como pago de lo exportado. Recibe Q10 mil menos. Equivale a una pérdida de más del 10% del valor exportado previamente. Es el costo de un quetzal que vale cada vez más en relación con el dólar.

El problema no es menor. Y lo irónico es que no estamos presenciando una caída del dólar en relación con otras monedas, como el euro, sino que en el último año la tendencia ha sido que el valor del dólar ha aumentado en comparación con otras monedas. Significa que además de la elevación del quetzal en relación al dólar, ha subido aún más en relación al euro. Por consiguiente, exportar a Europa rinde aún menos que exportar a los Estados Unidos.

Los que producen para el mercado interno también están experimentando pérdidas similares. Si un comerciante tenía 10 mil dólares en el 2009, al convertirlos en quetzales podía usarlos para comprar bienes producidos localmente por Q83 mil. Ahora esos 10 mil dólares solo le alcanzan para comprar bienes producidos localmente por Q73 mil. Significa más capacidad adquisitiva para comprar en mercados externos y menos para comprar en el mercado interno. Le trae más cuenta importar. Ocurre algo similar con un turista que viene a Guatemala: los mil dólares que traía en 2009 le permitían contar con Q8,300; ahora solo le aportan Q7,300.

Lo malo es que la apreciación del quetzal no se detiene y al mismo tiempo agrava el problema fiscal, al empujar a diversos productores y exportadores a exigir incentivos y exenciones fiscales para compensar lo que perciben como una situación injusta. Además, la apreciación desestimula la inversión en estos sectores, con lo cual el crecimiento potencial de la economía se mantiene bajísimo. Y contribuye a expectativas empresariales negativas, problema puesto en evidencia por la última encuesta recién publicada por el Banco de Guatemala.

El costo ya incurrido es alto y el argumento de que la apreciación se revertirá automáticamente es especulativo. Supone que ocurrirá como consecuencia de un aumento del precio del petróleo y del menor crecimiento de las remesas. No reconoce que hace tiempo se descubrió que predecir con precisión las tendencias futuras de la economía internacional es casi imposible.

El Banco de Guatemala ya ha intervenido no solo para evitar grandes fluctuaciones, sino también para reducir la apreciación del quetzal. Se argumenta que sin esa intervención ya tendríamos un dólar equivalente a 7 quetzales en vez de Q7.3. El problema es que 7.3 ya es excesivo. Las intervenciones del Banco de Guatemala, comprando dólares para evitar que baje más su valor en relación al quetzal, no solo han sido insuficientes: al no lograr detener la apreciación han agravado el problema, al estimular la entrada de capitales especulativos, que encuentran que es muy atractivo invertir en una moneda que sube continuamente en relación con el dólar.

Ya es hora de contemplar otras medidas, más contundentes, como una reducción categórica de la tasa líder de interés, compras fuertes de dólares sin compensarlas mediante colocaciones de títulos para reducir la liquidez, el establecimiento de encajes que castiguen los depósitos en dólares en el sistema bancario nacional y regulaciones que eviten la entrada de capitales especulativos, sin castigar el flujo de remesas. Para evitar la especulación debe quedar claro el mensaje de que las autoridades pueden revertir de manera decidida la apreciación del quetzal. Otros países lo han hecho.

fuentesknight@yahoo.com

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