DE MIS NOTAS

Es ahora o nunca

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La historia nos ilustra para entender el presente. Me encontré con una columna, de las tantas que he escrito a lo largo de varias décadas sobre la falta de voluntad de la clase política para cerrar los agujeros legales que permiten la corrupción.  Un extracto de una columna titulada Circo Politiquero, del 18 agosto 2015,  me asombra: Circo politiquero: “A dos semanas de las elecciones, las bancadas mayoritarias de los señores diputados —cuya extinción del dominio legislativo fenece el 14 a las 14 de enero 2016— seguirán embarrando de más excremento las paredes del hemiciclo. Es un proyecto en el que han venido trabajando con absoluta dedicación para defecar sobre todos los manuales del republicanismo. Su desempeño para amordazar la democracia con un clientelismo politiquero fétido es lineal, directo y macabramente efectivo.

En ese manto de impunidad democrática se han asignado a sí mismos miles de millones de quetzales en obras trabajándolas vía compañías de construcción afines a ellos. Han recibido pagos y prebendas por sus votos para aprobar leyes, millonarios contratos, presupuestos y préstamos. Se han beneficiado de los salarios de plazas fantasmas cobradas por prestanombres.

La desfachatez raya en el cinismo más impúdico. Los diputados no solo están diciendo que no van a escuchar el clamor del pueblo, sino se defecan arrogantemente en él. La irreverencia de estos padres de la patria hijos de sus lindas madres, es épica.

El pueblo les demanda que aprueben la Ley Electoral y de Partidos Políticos y la retrasan maquiavélicamente para que no entre en este proceso electoral. Posteriormente la aprueban con 87 votos, sabiendo perfectamente que debían ser 105. Siguen el script preconcebido y Líder apela ante la CC, a sabiendas de que la Corte les daría la razón y que se vendría abajo la aprobación.

El pueblo les viene demandando cambiar la Ley del Régimen Interior Legislativo para impedir el crecimiento desmesurado y la absoluta disparidad de la escala salarial de sus empleados del Congreso, el cual rebasa toda lógica, con conserjes que devengan Q14,000 y secretarias de Q22,000. Y no lo hacen.

El pueblo les viene demandando que aprueben la Ley de Servicio Civil para profesionalizar la burocracia pública, pero —a sabiendas de que esa ley no les conviene, pues interfiere con el sistema politiquero “clientelista” que activamente promueven para pagar sus compromisos partidarios— no la aprueban”. Fin de la cita.

Conclusión sept.26: Todos los esfuerzos por revertir la corrupción han fracasado, porque el problema siempre ha sido sistémico, es decir de leyes específicas con capacidad para esterilizar el caldo de cultivo de donde emanan todos los demonios de los incentivos perversos clientelares y rentistas. Ese espacio legal para expoliar en la opacidad permisiva del presupuesto general de la Nación, todos esos contratos, compras, prebendas, despilfarros y robos descarados que el MP ha puesto en evidencia.

Hoy esta legislatura puede hacer algo trascendente que ninguno de sus antecesores logró hacer: Aprobar el paquete de leyes anticorrupción: 1. Ley Electoral y Partidos Políticos. 2. Ley de Servicio Civil. 3. Ley de Compras y Contrataciones.

Es un esfuerzo que debe trascender los intereses partidarios. Háganlo, señores diputados. El país entero los está juzgando. Si no lo hacen tengan por seguro que “la Plaza” los aplastará.

“Yo tengo un sueño. Que un día estos diputados indignos escuchen el clamor del pueblo por encima de sus intereses y respeten el voto de sus electores.

Yo tengo un sueño. Que alguna vez, verdaderos padres de la patria lleguen a limpiar el virus contaminante del excremento legislativo de administraciones pasadas, y ¡por fin! tengamos un nuevo amanecer”. Fin de la cita. 18 agosto 2015

El que tenga oídos, oiga.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.