LA ERA DEL FAUNO

Gente que el país necesita, pero para desengañarse

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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Alguien dijo que lo peor que sucedió a Estados Unidos fue que Trump resultó ser lo que prometía. En este país, el diputado de corbatín habla tonterías, pero al menos da la cara y ya se sabe lo que se puede esperar de él. Es más difícil para una sociedad batallar con líderes hipócritas porque tienen la astucia de la salamandra, cuya lengua es larga y cambian de color según les conviene.

Empujados por las circunstancias, ahora los corruptos y sus protectores abandonaron el arma que mejor dominaban: la hipocresía. Optaron por el cinismo, que es un paso adentro del descaro. El cinismo hace más práctico sostener la desvergüenza que aguantar la máscara de falsedad, que a menudo se les caía. Ahora son visibles.

El cinismo es una condición grosera, ciertamente brutal, pero bien dominado puede tener efectos contrarios a los de la hipocresía. Recordemos al cínico mayor que habiendo matado a 32 hombres, ultrajado a una monja y violado a una mujer la víspera de sus nupcias se le aplaude como si fuese héroe. De tal personaje se exalta su poesía que encubre lo violento, el patronato real y lo seductor del crimen. Me refiero al Juan Tenorio, ejemplo universal de cinismo.

Pero en el caso de estos corruptos, que todo lo hacen mal, hasta el cinismo les saldrá caro. No es retórica: ¿por qué conviene al país que se agrupen junto a quienes los protegen y al resto de impunes que anda por ahí? Porque se hacen un manojo; ya no están dispersos, sino apareados en lecho público. Hasta hace poco, muchos de ellos fingían estar en favor de la lucha contra la corrupción impulsada por la Cicig y el MP, liderada por Iván Velásquez y Thelma Aldana. Al fantoche Morales lo saludaban de lejos, no fueran a verse igual de mafiosos. Ahora, lo abrazan porque saben que es la tabla que usarán para mantenerse a flote. Ahora se sabe con más detalle de qué lado están, aunque afirmen lo contrario, y a qué extremo puede llegar su servilismo. Solo dele un vistazo a sus líderes: la estrella mexicana de la impunidad Vicente Fox, acusado de haber usado varios millones de dólares del presupuesto público para sacar de la quiebra sus negocios familiares.

Gente así es la que se necesita, después de todo, rateros que ya no finjan. Lo más granado de la lambisconería empresarial, tan igual a los diputados depravados y magistrados como Gustavo Dubón Gálvez, que decidió no retirar la inmunidad al prófugo Luis Rabbé y su junta directiva; gente así es la que Guatemala necesita, pero para desengañarse.

Morales fingió hasta donde pudo. Caducados sus pobres dotes actorales, terminado el guion, entró en fase de divo que evade a la prensa, pero exige cámaras que no muestren sus arrugas antidemocráticas. Al robo de Q50 mil mensuales, otorgados por el Ejército, se sumaron las pruebas de financiamiento electoral ilícito. Fase que lo desgastó al punto de lucir tan débil como si fuera a caer durante la función. Cualquiera creería que eso terminaría de hundirlo. El efecto, sin embargo, fue el reacomodo.

Surgió el ayuntamiento obsceno, de altos vuelos. Con la bandera de la estabilidad nacional, la recuperación del país y en nombre de la impunidad apareció el alcalde con sus huestes defensoras. Lo más ruin del empresariado ególatra, desvergonzado y asustado se lanza al piso como alfombra para que pase encima la caravana de la corrupción presidida por Álvaro Arzú y sus caballos que abren paso. Va quedando una estela bien hedionda, azufrosa, que hace recordar estas palabras de Stevenson: “Odio al cinismo más que al diablo, a menos que ambos sean la misma cosa”. Y sí, son la misma cosa.

@juanlemus9

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