TIEMPO Y DESTINO

Ha principiado el juicio contra el cardenal Pell

Luis Morales Chúa

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Los medios de comunicación lo han condenado ya, afirma, antes de que el tribunal competente dé inicio a su trabajo.

Corresponsales de cadenas informativas cercanas al Vaticano, otras como CNN, y numerosos medios de comunicación social, impresos, radiales, de televisión, y otros más, cubrieron el miércoles, tiempo de Guatemala, los pormenores del inicio del juicio penal en un tribunal de Melbourne, Australia, contra el cardenal George Pell, acusado de haber cometido delitos contra niños cuando se desempeñaba como sacerdote en su país natal.

En un despacho de la Prensa Asociada (AP) se habla de “hordas de periodistas” cubriendo la primera audiencia, lo cual da una idea de la importancia noticiosa a nivel mundial del caso. Se juzga, nada menos, a uno de los más altos funcionarios del Vaticano, sede del Gobierno espiritual de miles de millones de cristianos religiosos.

El cardenal ostentaba hasta hace pocos días el cargo de Prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, con funciones de ministro y era considerado el tercer funcionario más poderoso, lo cual explica su condición de gran fuente de noticias. Algunas notas periodísticas son valoradas por el alto cargo o el mucho poder de los protagonistas.

El cardenal, por medio de unos de sus abogados, reiteró su total inocencia y anunció su propósito de luchar con firmeza hasta limpiar su nombre. Se declara no culpable. La Policía de Victoria, en cambio, se mantiene firme en su denuncia, preparada cuidadosamente por un grupo de investigadores, y deberá entregar a la Corte las pruebas acumuladas durante dos años. Entonces se sabrá cómo, cuándo, dónde y con quién, si es que los hechos ocurrieron tal como lo afirma la institución denunciante.

Los detalles de los hechos han sido mantenidos hasta ahora en reserva por parte de la Policía, y las informaciones periodísticas han sido cambiantes. En un principio mencionaron “abusos contra menores”; más tarde las imputaciones se reducían a determinadas formas de encubrimiento de actos cometidos por otros sacerdotes y esta semana se retorna al principio: el cardenal es acusado de actos delictivos propios, aunque continúa en reserva la tipificación legal de los mismos y los detalles de lo acontecido, salvo lo dicho por personas admitidas como víctimas y sus asesores.

La denuncia, según algunos periodistas, sugiere la posibilidad de “manoseos” y no de otras formas de abusos sexuales; todo lo cual se aclarará, finalmente, el 6 de octubre próximo cuando principie el debate judicial en el salón de la Corte. La diligencia del miércoles fue una audiencia preliminar, de apenas seis o siete minutos de duración. No se entró a la discusión del fondo del problema. En consecuencia, nada hay probado hasta ahora.

La Agencia Católica de Informaciones (ACI Prensa) promocionada como parte integrante de la cadena católica televisiva más grande del mundo (EWTN Global Catholic Network), sigue con mucha atención los acontecimientos relacionados con el proceso e informa internacionalmente de los mismos, en cinco idiomas, incluido el español. Sus ejecutivos afirman que sus noticias llegan a 85 millones de hogares en 110 países.

El proceso, en fin, está a tono con el movimiento mundial, acentuado durante el pasado y el presente siglo, de aplicar la ley también a los poderosos, absolviéndolos o condenándolos: la hermana de un rey, presidentes, ministros, diplomáticos, jefes de las fuerzas armadas, empresarios, y muchos más sospechosos, con razón o sin razón, de violar leyes fundamentales protectoras de derechos humanos y de otros derechos cuyo respeto es un elemento básico de la convivencia social en todos los países.

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