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¿Hacia un acuerdo de paz?

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Riad, Jerusalén, Belén, Roma, Bruselas y Sicilia es la corta pero intensa gira de Donald Trump. En su primer viaje al exterior es evidente que el presidente de Estados Unidos tiene un plan estratégico para fortalecer sus relaciones con algunos países árabes, además de establecer sólidos acuerdos en el mundo islámico para luchar contra el terrorismo.

El presidente estadounidense participó en una reunión con los líderes de 50 países musulmanes para discutir sobre la necesidad de “combatir la ideología radical” y promover una “visión pacífica del Islam”. La casa real saudí lo honró con la principal distinción del país: “Por sus esfuerzos para mejorar las relaciones bilaterales, difundir la paz y la estabilidad en el mundo”.

Es evidente que los líderes musulmanes están en la mejor disposición de participar activamente en la lucha contra el terrorismo en su región, conscientes de que Estados Unidos no puede resolver esta situación sin la colaboración de todas las naciones que buscan la paz.

Por otro lado y ya en la Franja de Gaza, hubo gran expectación, ya que aunque muchos presidentes estadounidenses han sido mediadores para dar una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, no lo han conseguido. Pero esta vez es muy probable que las cosas sean diferentes, Trump podría ser “el hombre” capaz de lograr la tan ansiada paz. En el mensaje que salió de Belén se respiró otro aire, un Mahmud Abás que habló de una “misión noble y posible” y, por otro lado, un Benjamín Netanyahu abierto a negociar.

Es probable que se deba a las reuniones previas sostenidas en la Casa Blanca con ambos dirigentes por separado, donde Trump aseguró que un acuerdo palestino-israelí “no es tan difícil como la gente piensa”. No hay que olvidar que si alguien sabe cómo negociar es Donald Trump, un hombre que en el ámbito de los negocios ha hecho lo imposible, posible.

Y eso es justamente lo que hace que esta vez el escenario sea diferente, porque se juntaron los hombres correctos en el momento exacto, y esto podría cambiar las cosas. Ambas partes manifestaron el compromiso de cooperar y forjar un hecho histórico.

Aunque Trump no propuso un plan específico de paz y sus declaraciones se enfocaron más en la amenaza iraní y la lucha contra el terrorismo, fue evidente la apertura y buena voluntad de Abás y Netanyahu para reactivar al diálogo y la reconciliación; obviamente este es un primer gran paso, que por ocho años estuvo parado.

Ya en el Vaticano, en el intercambio de regalos entre Trump y el papa Francisco, este le obsequió al presidente, significativamente, el mensaje mundial de paz y un medallón con una rama de olivo. Después de su reunión, Trump dijo estar aún más determinado para perseguir la paz mundial.

Mientras que Trump estaba inmerso en su gira, ocurrió el atentado terrorista que golpeó a Mánchester, situación que puso obligadamente el tema en la mesa de diálogo —en la cumbre de la Otán— haciéndose un énfasis en la lucha conjunta y sistemática contra el terrorismo, para establecer un plan de defensa y seguridad común, ya que con lo acontecido en el Reino Unido es evidente la necesidad de actuar pronto y certeramente. Estos “perdedores”, como los llamó Trump, se han convertido es un verdadero problema para el mundo.

En general, Donald Trump lució muy presidenciable, su mensaje del bien contra el mal y esa lucha contra el terrorismo no podía haber llegado en el momento más propicio, por lo que es factible que esta gira tenga resultados positivos para contribuir con la paz mundial, la erradicación del terrorismo y la solución para el conflicto israelí-palestino. Es lo que todo el mundo añora, “la paz”.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.