DESDE GINEBRA

Haciendo que el comercio funcione para todos

Eduardo Sperisen

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El comercio internacional es un motor importante para el crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleo y el desarrollo de los países. Desde la segunda Guerra Mundial el comercio internacional fue un componente fundamental para cualquier estrategia de crecimiento económico sostenible y desarrollo social para los países. La mayoría de los economistas, académicos y políticos apostaron por la apertura comercial como uno de los principales ingredientes que impulsaría el bienestar, el desarrollo y la generación de más y mejores empleos. Sin embargo, el libre comercio y el concepto de globalización ha estado bajo escrutinio y el tema del proteccionismo emerge con más fuerza.

El grupo llamado G-20 financiero surgió en 1999 como una respuesta a la crisis financiera que atravesaba la economía global a finales de los años 90, y la necesidad de reconocer que el mundo en desarrollo no estaba adecuadamente representado en las reuniones y debates de los países industrializados y de los organismos financieros internacionales.

El objetivo de su establecimiento fue incluir en las deliberaciones a los nuevos e importantes actores en la economía mundial con la finalidad de promover la discusión abierta y constructiva entre los países industrializados y los países emergentes en desarrollo, tratando temas fundamentales relacionados con la estabilidad económica mundial. Quienes lo impulsaron sostenían que de esta forma se podían lograr soluciones más justas y equilibradas para el sistema económico global.

Hay que aclarar que el G20 financiero es diferente al también llamado G-20 liderado por Brasil, que surgió en 2003, que representa a los países en desarrollo, para las negociaciones agrícolas en el marco de la Organización Mundial del Comercio.

En su última reunión del G20 financiero, el pasado mes de julio, los líderes intercambiaron experiencias sobre la mitigación de los costos de ajuste de la liberalización del comercio, las inversiones, los avances tecnológicos y sobre las políticas nacionales más apropiadas. Con el reconocimiento de que los beneficios del comercio internacional y la inversión no han sido ampliamente compartidos y para “hacer que el comercio funcione para todos”, declararon que es necesario lograr una globalización inclusiva, justa y sostenible, y la necesidad de una mejor capacitación para aprovechar las oportunidades y beneficios de la globalización económica.

La economía mundial está cada vez más interconectada, con nuevas tecnologías que están teniendo un impacto significativo en los patrones de empleo y en la forma de hacer comercio. Esta situación exige revaluar cómo hacer que el comercio funcione para todos, generando nuevos y mejores puestos de trabajo con salarios justos y decentes, así como fomentando el diálogo social.

En su intervención, el director general de la OMC afirmó que el sistema multilateral del comercio enfrenta retos estructurales reales y dijo que la economía de hoy es muy diferente de cuando la OMC entró en vigor hace más de 20 años, pero que además el ritmo de ese cambio se está acelerando.

El mundo afronta varios retos, tales como: la presión migratoria, el terrorismo internacional, los desastres naturales y climatológicos, la energía, la sanidad, la digitalización, como también la calidad del empleo y el desarrollo sostenible.

Lo importante es hacer conciencia de que nuestra responsabilidad es asegurar que los beneficios del comercio funcionen para todos y que nadie se quede atrás, para que el comercio sea parte de la solución, ante los difíciles retos que enfrenta el mundo hoy para crear un futuro mejor, aportando desarrollo para todo el mundo, así haremos que el comercio funcione para todos.

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