PERSISTENCIA

Heráclito

Margarita Carrera

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El científico-filósofo que sigue a Tales, Anaximandro, Anaxímenes y Pitágoras es Heráclito de Éfeso (hacia 500 a. de C.)

En mi obra Antropos (la nueva filosofía) lo sitúo dentro de los primeros filósofos rebeldes, trágicos y antropocéntricos, por atacar la metafísica de Pitágoras y los órficos y no creer en un “más allá” de esperanza y vida, que jamás menciona.

Establece que tanto la naturaleza (=physis) como el hombre (=anthropos) se ven gobernados por la existencia de dos fuerzas contrarias e implacables: “Eros” (amor) y “thanatos” (odio), que siglos después desarrollará Freud como punto fundamental para comprender la “psyche”, dentro de la “physis”; esto es, toda metafísica.

Sin duda, lo más notable de su pensamiento científico fue descubrir como ley el hecho de que todas las cosas de la naturaleza viven en pugna. Es el eterno conflicto entre el amor y el odio que está dentro del corazón humano y fuera de él, en la naturaleza.

Para Heráclito, el Universo se ve regido por dos principios centrales: a) todo nace de la lucha o guerra de los contrarios; b) todo está en constante flujo.

La concepción del “logos” como conocimiento profundo de sí mismo y del Universo puede identificarse con el “conócete a ti mismo” de Sócrates (tomado del Templo de Delfos). De este modo, afirma: “No me escuches a mí, sino al logos”, porque “logos” es verdad para siempre y es común a todos los seres de la naturaleza. En todo caso, “logos” se constituye en la verdad de todas las cosas.

Pero existe otra frase de Heráclito equivalente también al “conócete a ti mismo”, y es “me he investigado a mí mismo”, que se constituye en una expresión científica, según el punto de vista del psicoanálisis freudiano.

Guthrie, en su obra Los filósofos griegos, expone estos dos pensamientos de Heráclito: a) la mente divina que gobierna el Universo es idéntica a nuestra mente; b) es, además, “aliento”, un algo material. Con lo que, observo, Heráclito está más cerca de la filosofía de Homero y no de los pitagóricos y órficos, precursores, en gran medida, de Sócrates.

Recordemos que para Homero los dioses son una prolongación del humano y que las fuerzas que gobiernan la “physis” se funden y confunden. Asimismo esta última es material al equivaler a “aliento”, como ya ha sido expuesto.

La sustancia primordial para Heráclito es el fuego (que simbólicamente significa amor). Este tiene “logos” (inteligencia, pasión, energía) y regula y ordena el mundo. Así dice que “ese fuego es inteligente y que es la causa de la ordenación de todo”. Lo cual conduce a pensar con el “inconsciente” o mundo instintivo, que gobierna al humano y demás animales y a su equivalente, la “energía”, que gobierna la naturaleza.

Heráclito es, quizá, el más insigne de los científicos griegos enmarcados por las historias de la filosofía, dentro de la “filosofía natural”.

Pero algo aún más importante lo adhiere a Homero y a Freud:

“(…) en Heráclito el corazón humano constituye el centro sentimental y apasionado en que convergen los radios de todas las fuerzas de la naturaleza (…)”, dice Jeager (Opus cit. capítulo La filosofía y el descubrimiento del cosmos).

Sobre este postulado nace —según mi opinión— no solo una nueva filosofía, sino una nueva corriente médica, de acuerdo con Bréhier, quien expone: “(…) no hay doctrina cosmológica que no sea, al mismo tiempo, médica (…)”.

Sin embargo, Jaeger, desconocedor de la ciencia y la filosofía psicoanalítica, cae en el desatino al afirmar que “(…) la auto-observación de que habla nada tiene que ver con la investigación psicológica de sus peculiaridades e idiosincrasia personal (…)”.

margaritacarrera1@gmail.com

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