IDEAS

Hipocresía de la burocracia internacional

Una reciente investigación de la Agencia Prensa Asociada (AP) revela la hipocresía de la burocracia internacional de la Organización Mundial de Salud (OMS) viajando a cuerpo de rey con los fondos que le quitan a los tributarios del mundo desunidos supuestamente para tratar las enfermedades de los pobres. Una raya más al tigre para entender cómo funciona la mayoría de las organizaciones burocráticas internacionales y cómo la pobreza, la salud y varios otros temas son buenas excusas para vivir muy bien a expensas de los demás.

El 21 de mayo, la AP publicó una investigación que realizó sobre el presupuesto de viajes de la OMS. Resulta que se gastan por lo menos US$200 millones anuales en viajes, lo que representa el 10% de su presupuesto. Digo por lo menos, ya que en los presupuestos dedicados a enfermedades también se incluyen costos de viajes, por lo que el gasto puede ser mucho mayor.

El reportaje resalta cómo la OMS está pidiendo más fondos para financiar sus operaciones, pero al mismo tiempo derrocha mucho más dinero en viajes a cuerpo de rey que lo que dedica de su presupuesto al “combate y prevención” de algunas enfermedades. Citan, por ejemplo, que para el sida y la hepatitis dedican US$71 millones; para la malaria, US$61 millones, y US$59 millones para la tuberculosis.

Y aunque supuestamente tienen reglas “estrictas” con relación a los viajes, el director financiero de la institución, Nick Jeffreys, afirma: “No confiamos en que la gente haga lo correcto cuando se trata de los viajes”. Y añade: “En ocasiones pueden manipular un poco sus viajes. La agencia no puede estar segura de que siempre reserven el billete más barato o de que el desplazamiento fuera siquiera necesario”.

Según un análisis interno al que AP tuvo acceso, solo dos de los siete departamentos de la OMS en la sede de Ginebra cumplieron con los objetivos de las normas de viaje y que normas tan básicas como el reservar los boletos con anticipación apenas tenían una tasa de cumplimiento de entre el 28 y el 59%. El mismo director ejecutivo de la oficina de la Directora General, Ian Smith, tuvo el descaro de afirmar: “Nosotros, como organización, funcionamos en ocasiones como si las normas estuvieran para romperlas y las excepciones fueran la norma”.

En pocas palabras, ¡qué importan las normas! Al fin y al cabo es dinero que pagan otros —los tributarios de los países miembros—, así que nosotros lo vamos a disfrutar. De allí que ni siquiera pueden garantizar que todos los viajes que se realizan sean realmente necesarios, que se compren los boletos más económicos —ni siquiera que viajen en clase turista en vez de primera clase—, no digamos que busquen hoteles económicos versus hoteles de cinco estrellas a todo lujo. Viajar es vivir, decía un famoso presidente guatemalteco, y por lo visto los burócratas internacionales le añaden: “especialmente si se hace a cuerpo de rey y alguien más lo paga”.

Pero lo que revela esta investigación de AP no es más que la punta del iceberg. Si se pusieran a investigar los gastos que realizan en los demás rubros, especialmente en los de las “enfermedades”, se darían cuenta de que la mayoría se va en darle un muy buen modo de vida a toda la burocracia y tecnocracia internacional y muy poco realmente se dedica a lo que supuestamente es su objetivo.

Pero la OMS completa sigue siendo apenas la punta del iceberg. Lo mismo se repite a lo largo y ancho de toda la burocracia y tecnocracia internacional. Viven muy, pero muy bien, a expensas de los tributarios del mundo, que en su mayoría tienen un nivel de vida mucho menor que el de ellos, y a expensas de los pobres del mundo, en cuyo bienestar dicen trabajar. ¡Hipócritas y vividores!

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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