CATALEJO

La abyecta amenaza de reiniciar la guerra

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En un día lleno de asuntos importantes para el futuro del país, ya dividido desde el domingo pasado, sobresalió la nueva comprobación de la incapacidad y torpeza del alcalde capitalino, quien en un discurso a veces chusco, se permitió de hecho amenazar con su afirmación de “yo firmé la paz, pero también puedo hacer la guerra”, pero además dejó entrever su poco entendimiento  al haberle advertido al presidente Morales “que no lo dejara hablar”. Es irresponsable decir esto en un país donde por 36 años hubo guerra entre hermanos. Es otro de los increíbles errores del mandatario aparecer en público en compañía de dos alcaldes cuestionados y cuestionables.

Aunque habló sin aspavientos, Morales no resistió su afición a menciones religiosas, pero en general pudo explicar sus criterios, algunos absolutamente inaceptables, pero en general los presentó en forma clara. Sin embargo, su pregunta a los presentes sobre si habían sido llevados a la fuerza causó sospechas, porque era innecesaria. Por la tarde, luego de las reacciones negativas ante la tontería del alcalde capitalino, llegó una acción causante de una nueva fuente de incertidumbre ciudadana, cuando la Corte de Constitucionalidad, en un comunicado oscuro por su lenguaje rebuscado y críptico de términos legales, le dio un amparo definitivo a uno de los recursos presentados contra el presidente. Con esto quedó comprobada la sorpresa como un factor de esta crisis política.

Pero hubo interpretaciones. Algunos juristas calificaron de grave error la decisión, porque el amparo provisional no se puede convertir en definitivo sin antes no permitir al sindicado, es decir Morales, el derecho de defensa, pilar del sistema jurídico. Por aparte, otros analistas consideraron lo contrario, lo cual regresaría a Iván Velásquez a su puesto y obligaría al presidente a dar marcha atrás. Ante esto, tomaba fuerza otra versión: la segunda posibilidad será la válida y en vista de la imposibilidad de trabajar en paz entre estos personajes, el funcionario de Cicig renunciaría. Pero al no ser la ONU un país, el presidente no puede declarar grato ni non grato a ninguno de sus funcionarios.

Al momento de escribir esta columna —ocho de la noche— se estaba a la espera del resultado de la reunión entre el presidente y diplomáticos acreditados en el país. Todo el día estuvo lleno de análisis diversos, pero el más sereno, creo, habla de los “arranques de cólera” causantes de las decisiones de declarar non grato al comisionado, así como la presentación de antejuicios contra Jimmy Morales, los cuales por errores de fondo y forma podrían ser declarados sin lugar por la Corte Suprema. Una persona no afín al comisionado me envió el comentario de una ciudadana colombiana, según el cual gracias a Velásquez fueron condenados 50 congresistas vinculados al paramilitarismo y 130 narcodiputados. Fue un día de intensa confrontación de criterios.

La crisis aún está lejos de terminar. Sigo lamentando la división entre los guatemaltecos y el maniqueísmo de querer apoyar con ceguera las acciones de las partes, sin dejar espacio al pensamiento crítico sereno. Las presiones provenientes de afuera, más los errores por no actuar serenamente, tendrán efecto impredecible, mientras la población se arriesga a empeorar su situación, lo cual aumentará la necesidad forzada de intentar la emigración legal a Estados Unidos. En fin: lo más imprudente en este momento es hablar de guerras y otro tipo de confrontaciones sociales. No puede ser tanta incapacidad, ni siquiera cuando las tonterías luego son calificadas de bromas. Como siempre, mantener la calma es lo fundamental para evitar pérdida de vidas.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.