A CONTRALUZ

La caída del capo

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ES DIFÍCIL DE CREER que el asesinato del capitán Byron Lima Oliva se haya originado por una disputa sobre la distribución al menudeo de drogas dentro de la Granja de Rehabilitación Pavón. El ataque directo tiene todos los visos de haber sido un operativo con características militares, planificado en sus más mínimos detalles y que tuvo apoyo desde el exterior para el ingreso de armas. ¿Cómo fue posible que el militar que controlaba las cárceles del país no se enterara de que se cocinaba un atentado criminal en sus propias narices? ¿Será que Marvin Montiel Marín, alias el Taquero, ?que según la versión oficial habría ejecutado el crimen,? tiene esa capacidad operativa o tras el ataque habría una estructura de poder para la que Lima Oliva representaba un estorbo para ampliar sus dominios o necesitaba acallar?

SI ALGUIEN TENÍA PODER en Guatemala, ese era Lima Oliva. El capitán había logrado imponer autoridades en el Sistema Penitenciario, tenía la capacidad de efectuar traslados de reos y podía decidir sobre la vida de los reclusos, algunos de los cuales aparecieron muertos en sus celdas. También era un hábil empresario que mantenía negocios, desde maquilas hasta la distribución de productos dentro y fuera de las cárceles, y podía salir a la calle cuando le diera la gana. No solo eso, su influencia se extendía en varias esferas de la estructura del Estado, que incluía a diputados, jueces y funcionarios del Ejecutivo. Por algo había sido financista del Partido Patriota. El ahora extinto militar era consciente de su poder y entre sus próximos objetivos estaba la expulsión de la Cicig de Guatemala y convertirse en presidente de la República, además de haber acrecentado su fortuna supuestamente en forma ilícita. En febrero pasado, un juez autorizó la extinción de dominio de 15 vehículos, 18 inmuebles y ocho caballos propiedad de Lima Oliva.

ES IMPORTANTE que las autoridades investiguen a fondo esta masacre que dejó 13 muertos, para dar con los responsables intelectuales y materiales, no solo porque es una afrenta para el Estado de que en las cárceles del país operen comandos de este tipo, sino para determinar qué estructura planeó, dirigió y ejecutó el asesinato. Los hechos recuerdan cómo en el 2003, en el Preventivo de la zona 18, fueron ultimados siete presos, cuatro decapitados, entre ellos José Obdulio Villanueva, también involucrado en la muerte del obispo Juan Gerardi. En esa oportunidad se dijo que había sido un motín entre reclusos, pero se filtraron versiones de que un comando había entrado directamente a cometer la matanza.

TRAS EL NUEVO CRIMEN se encuentra la disputa del control del Sistema Penitenciario, que ahora es un campo propicio para el surgimiento de nuevos liderazgos entre los reos. Un acto simbólico de la caída del poder corruptor del capitán que fue un día después del asesinato fueron saqueadas sus pertenencias en Pavón. Por eso es fundamental una reforma del Sistema Penitenciario que pueda eliminar la posibilidad de que se entronice otra mafia al frente de las cárceles. Pero a la vez, no se puede descartar un móvil político en el atentado mortal. La muerte de Lima Oliva representa la caída de un líder político-militar que tenía en sus manos estructuras clave en la administración de la justicia y de los poderes Ejecutivo y Legislativo. ¿Lima Oliva era ya un estorbo para los poderes paralelos o desafiaba el dominio de estos?

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.

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