Imaginemos la ciudad de Guatemala sin el tráfico que hoy nos agobia, sin el humo del diésel, sin basura tirada en las calles, sin delincuencia.

Imaginemos la ciudad de Guatemala en un espacio público no sujeto a la tradicional movilización de cantidad de vehículos, sino al contrario, dotada de excelente transporte público de primera categoría que permita, en vez, un espacio de convivencia, deporte, ejercicio y esparcimiento, y libre de gases de efecto invernadero. ¿Podremos algún día ser testigos de una ciudad ecológica, con un lugar de intercambio cultural y social, sin dejar de lado la conservación de áreas verdes? A pesar de que nos ponemos a pensar que una ciudad del futuro con estas características está fuera de nuestro alcance, en muchas ciudades del mundo ya lo están logrando.

Una de ellas es Singapur, que se transformó en una ciudad ecológicamente sostenible en menos de dos siglos. Los migrantes de China, India, Malasia y Europa transformaron su pequeña y minúscula isla-nación en una de las metrópolis más avanzadas del mundo. Esa futurista ciudad-estado ha podido mezclar de forma tan artística lo viejo con lo nuevo, convirtiéndolo en un líder global en diseño, tecnología y sostenibilidad ambiental. ¿Qué fue lo que hizo posible esta ciudad futuresca con tecnología de punta? Fue la pasión de sus habitantes que no escatimaron esfuerzos para asegurarse de que tanto la ecología como la tecnología jugaran un papel preponderante.

Todo empieza con la pasión, buena disposición de hacer cambios y planificación estratégica. Si tenemos en mente que en Guatemala aún contamos con cerros, barrancos y bosques que pueden ser preservados para formar parte del paisaje de la ciudad, ¿qué estamos esperando? Podríamos tener nuestra ciudad de los sueños si hiciéramos una buena planificación estratégica, permitiendo la fusión de los paisajes ecológicos, bosques, ríos y lagunas para decorar los alrededores de edificios y áreas de vivienda.

En lo que respecta a crear espacios de esparcimiento, puedo recordar uno de mis viajes a República Dominicana, en donde al pasar por el malecón pude integrarme en lo que parecía una gran fiesta musical. Era sencillamente el pan diario de cada tarde, donde cientos de personas se daban cita para ejercitarse, bailar y socializar. En La Romana “Casa de Campo” pude deleitarme de una villa al estilo de la Toscana, en Italia, diseñada totalmente peatonal.

En algunas ciudades de Norteamérica deben crear lagunas artificiales con bosques en medio de complejos residenciales, al no contar con los reales. En cambio, en la Ciudad de Guatemala no hemos sabido aprovechar nuestros ríos y lagunas para adornar nuestra ciudad, y en vez de eso los hemos contaminado.

¿Qué debemos hacer? Primero que nada, hacer una planificación estratégica y ambiental, con la participación municipal, y la de empresarios, arquitectos, biólogos, ambientalistas y vecinos. Debemos crear corredores y anillos verdes que combinen espacios naturales con los periurbanos y rurales, y promover techos verdes en cada proyecto habitacional.

Si apoyamos el cinturón ecológico metropolitano ya creado, será un buen comienzo. Próximamente filmaremos Los Secretos Mejor Guardados por Guatevisión sobre este tema. Ojalá puedan funcionarios públicos, empresarios, arquitectos e ingenieros, biólogos y vecinos unirse a este esfuerzo, para lograr que nuestra ciudad sea otra. Una ciudad más ecológica y sostenible, que cree su propia identidad y donde respiremos paz. Proponga nuevas ideas, y escríbame.

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