DE MIS NOTAS

La mazorca se desgrana

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La importancia de manejar, bien o mal, la lengua, es un atributo o pecado aludido ampliamente desde las sabidurías remotas de los libros sagrados. Viene a colación el proverbio bíblico según el cual “hasta el necio cuando calla peca de sabio”. O aquel otro que subraya que “en las muchas palabras no falta pecado y que el que refrena sus labios prudente es”.

La entrevista radial que concediera la señora Baldetti fue un gran error político y una demostración que la sabiduría proverbial seguirá vigente por los siglos de los siglos.

Se disparó en el pie. Rectifico: En la cabeza. Al contestar que la “segunda” a la cual las grabaciones de La Línea aluden, podria ser “hasta la primera dama de la nación”. Eso es lo que recordarán los titulares. Un gazapo de colosal dimensión. Además de una falta de respeto a su amigo y compañero fiel que la sostuvo mucho más allá del deber.

El presidente se ha quedado solo y con escaso capital político. La falta de credibilidad de los que lo rodean le restan espacio de maniobra y el único haber de algún valor es que se pronuncie pronto como pueda sobre la terna que recomendará al Congreso para que elijan al reemplazo vicepresidencial .

Mientras escribo estas líneas es posible que esto ya haya pasado; caso contrario, el tiempo es el mayor enemigo de la ingobernabilidad y la distensión política, especialmente por la activación cívica que el escándalo equivalente a un “lineagate” ha generado a niveles de rebalse y desfogue ciudadano.

La elección del vicepresidente de esa terna tiene varios desafíos. No puede proponer a alguien demasiado cerca. No puede proponer a alguien demasiado hostil. Encontrar honorables que estén dispuestos a no ser simples monigotes sino a jugar un papel trascendente para una transición serena dentro de un clima que está altamente crispado en el ámbito político y electoral, es todo un reto.

Algunos abogan por un borrón y cuenta nueva pidiendo que al ser juramentado el nuevo vicepresidente, el presidente Pérez Molina renuncie y que un grupo de notables se encargue de elaborar una serie de reformas de Estado que aseguren la gobernabilidad y eliminen las causas que nos tienen donde estamos. Las implicaciones legales son tan abundantes que la Corte de Constitucionalidad tendría que pronunciarse tomando en cuenta el bien común y el espíritu de la ley. Cosas ambas muy complejas dentro del ámbito del Estado de Derecho.

La institucionalidad es vital para el país. Debemos conservarla. Pero muchos cuestionan un sistema cooptado por grupos oscuros de indudable origen espurio e ilegítimo. Y es en esas reflexiones donde creen encontrar la justificación para romper el orden constitucional. Opino que no debemos de abrir esa caja de Pandora de donde pueden emanar cualquier cantidad de demonios. ¿Quiénes ocuparían esos espacios? Esa es la gran incógnita que genera la ecuación de continuar respetando el proceso institucional, democrático, aunque ni sea democrático ni sea representativo.

Hay narcoinfiltración, narcodiputación, narcopolitiquería. Hay poderes paralelos, redes integradas, varias organizaciones trabajando desde hace tiempo, con burda —y algunas veces fina filigrana—, el tejido criminal desde hace décadas. Entonces, que ahora pretendamos limpiarlo de un cuajo podría parecer simple, pero no lo es.

Menudo predicado. No podemos seguir como estábamos, ni podemos permitir tampoco que todo continúe como dicen los gringos, business as usual. Y hablando del Tíos Sam, se espera, dado el papel que la embajada estadounidense ha venido jugando acompañando las investigaciones de la Cicig, que la misión diplomática suelte los últimos globitos que permitan despejar el horizonte electoral, a sabiendas de que —una vez nombrados los candidatos presidenciales, diputados y alcaldías— estos gozarán de inmunidad… ¿Queremos más de lo mismo?

Yo diría que es hora de quitar visas, enviar mensajes y acusar penalmente a más cabezas.

Se nos acabó el tiempo.

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.