SI ME PERMITE

La mujer debe recuperar el espacio de dignidad

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“La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer”. Ángel Ganivet

Sea por razones de cultura o simplemente por tolerancia, la mujer ha permitido que la desplacen del papel primordial de mujer y ha llegado a ocupar espacios que no siempre la dignifican en el modo que se le trata o bien en los papeles que tiene que desempeñar, no importando las explicaciones que se dan, que parecieran justificadas.

La mujer, si tendrá el papel de compañera con el hombre en esta vida, entonces debe ser una persona con dignidad, y esta debe entenderse propia a lo que a una mujer le corresponde. No es extraño que la mujer en mucho de lo que se le pide hacer tenga un perfil donde se le cataloga como una cosa y que no es más que un objeto que puede ser rentable para los que la rodean, desde una tarea tan simple como ayudarles para servir los alimentos al extremo de entretener.

Es entendible que el pasado ha registrado épocas muy oscuras y poco dignificantes que la mujer ha vivido. Si bien esas épocas las leemos, deberíamos de alguna manera deliberada alejarnos, para que la historia no nos juzgue de igual manera. Claro está que extremos siempre ha habido en nuestra historia, pero si nosotros nos podemos calificar de entendedores de la historia debemos encontrar un equilibrio para que el capítulo que estamos escribiendo esté bellamente nutrido con dignidad.

No hay ninguna duda de que en muchos casos las mujeres han escogido el camino que no les favorece y que de ninguna manera les hace bien, podemos invitarlas a cambiar ofreciendo las alternativas que les ayudarán a largo plazo, está en ellas el aceptarlo o seguir en lo que se han determinado.

Entiéndase que debemos ser enseñados en cómo dignificar a la mujer, y sería lo mejor cuando iniciamos la vida y estamos adquiriendo normas y patrones que la misma mujer que nos da la vida nos enseñe. Muy fácil hubiera sido que aprendiéramos esto por un simple contagio, pero no es posible, ya que el proceso es formativo y deberá tener etapas correctivas, si es que se quiere ser mejor.

Muchas cosas podemos hablar de generaciones pasadas, pero también muchas cosas podemos justificar de la nuestra, aun sabiendo que no son correctas. Lo crucial es que estamos en el camino de la formación de una próxima generación, la cual tiene la bella alternativa de no repetir el pasado pero tampoco infectarse con prácticas que nos ponen en un precedente muy negativo.

Sin lugar a duda no hay dos mujeres iguales, cada una de ellas tiene su personalidad y también su manera de ser, pero en esa diversidad debemos poner la necesaria atención de que las normas y parámetros de una feminidad no sean ni marcados por la publicidad de nuestros tiempos ni mucho menos por los gustos de algunos.

Lo formativo de la mujer en esta generación deberá darle a ella alternativas para que los retos que habrá de escoger primeramente la dignifiquen, pero también que le permitan alcanzar sus sueños sin tener que pelear para abrirse camino.

Cuando se reconoce la capacidad y la habilidad de una mujer, dándole su espacio, no con elementos publicitarios y tampoco con halagos innecesarios, tarde o temprano regresa en reconocimientos y agradecimientos. Entonces debemos sembrar para que luego podamos cosechar, tanto de las mujeres que son de casa como de las que nos rodean.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.