SI ME PERMITE

La vocación determinará una buena ocupación

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“La vocación se manifiesta en la voluntad de las personas para ser aplicada con sus aptitudes y entregada con amor”. José Pavez

En la rutina de la vida nos toca interactuar con una infinidad de personas y no es difícil observar que muchas de ellas, cuando tienen que hacer lo que se les ha pedido, proyectan desempeño, simplemente cumplen con su deber, cuando en otros casos es más que evidente que hacen lo que deben hacer pero con una expresión de esmero y buscando cómo satisfacer nuestra necesidad. Sin lugar a duda, no es lo mismo estar simplemente ocupado que estar ocupado en el marco de nuestra vocación.

Es indispensable que cada individuo en esta vida pueda entender cuáles son sus habilidades y también las inclinaciones que tiene, por sus capacidades, sea que estas deriven de su personalidad o bien por su preparación, que lo capacitan para hacer lo que hace.

No se puede negar que a muchas personas les dieron la oportunidad de capacitarse, sin preguntarles si eso era lo que querían hacer el resto de su vida, o bien se los impusieron y no tuvieron otra alternativa que simplemente someterse a los que les estaban ayudando.

Observamos en este mundo que cada individuo es un conjunto de elementos influyentes que han participado en su formación para que la persona sea lo que hoy es. Si en el transcurso uno es capaz de percibir cuál es la vocación que tiene y poder abrirse camino para dar lugar a que pueda florecer y luego poder desenvolverse en ella, mejorando y ampliando la capacidad que tiene.

Eso le permitirá abrirse caminos inimaginables con el tiempo y así también ser una persona útil, mucho más que tener una simple productividad.

Es sorprendente cuando vemos cómo aquellas personas que se han apegado a su vocación han logrado alcanzar metas inexplicables porque persistieron, pero también dieron prueba de que no era un simple sueño o una mera fantasía, sino que era una vocación que, juntamente con una disciplina en aprender y capacitarse, les ha permitido alcanzar logros dignos de admiración.

Si este fenómeno es veraz, es un deber en los mayores permitir a los que inician en la vida el poder escoger, y en nosotros, guiar a las diferentes opciones que la vida ofrece, interpretando las expresiones personales que ellos tienen.

Esto es real cuando observamos que alguien participa en deportes y las destrezas que manifiesta, como también cuando está estudiando, el entusiasmo que manifiesta en alguna materia, sea esta Sociales o Matemáticas, nos está indicando que hay un potencial que debemos cultivar y no ignorarlo, para que no se pierda.

Posiblemente muchas personas mayores, en nuestro medio, que no saben dónde ubicarse para poder generar ingresos dignos para su sostén son aquellas que cuando manifestaron capacidad y vocación no se le prestó el apoyo necesario, o bien si lo observaron no tuvieron el deseo de hacer algo para que la persona pudiera estructurar su vocación.

Somos responsables de que los que se van formado sean hombres y mujeres con clara concepción de su vocación, para que con ella puedan forjar su futuro.

Aceptemos el reto de que nosotros somos partícipes en el detectar y desarrollar los que con su vocación habrán de hacer la diferencia en la próxima generación, cuando nosotros ya no estemos. Eso asegura que la próxima generación tendrá mayor capacidad de suplir las demandas de su entorno.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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