El presidente Trump es un empresario que se dedica a bienes raíces, es dueño de hoteles, tiene intereses económico-financieros alrededor del mundo, así que no es precisamente un empresario que invierte y hace negocios 100% dentro de EE. UU. Solamente en Centroamérica, Colombia y Venezuela no tiene inversiones. Él mismo mira hacia afuera en sus inversiones, en sus intereses económicos.

El Gobierno de los Estados Unidos puede impedir que una persona entre a ese país, con lo que no podrá obtener su residencia. Esto lo han venido realizando por años, sobre todo, expulsar a todos aquellos que no tienen sus papeles en regla. Trump se hizo con la tarea de expulsar a unos 12 millones de inmigrantes indocumentados, detenerlos y deportarlos, lo que representaría un enorme reto logístico y financiero para las agencias militares, policiales y de control fronterizo de ese país.

En un análisis sobre de 5 millones, el Center for American Progres estima que una deportación masiva de EE. UU. costaría un promedio de $10,070 por persona. Para 12 millones de personas ascendería a US$ 114,000 millones. Según la A. A. F, el gasto total de un programa de deportación masiva por 20 años oscilaría entre $420,000 y $620,000 millones. El informe de AAF estima que en 2014 los inmigrantes indocumentados representaban un 6,4% de la fuerza laboral del país. Pero falta el muro, por lo que ya puso un impuesto a las remesas mexicanas del 2% y atrás vamos nosotros. (P.L.9/2/17). El “CAP” pronostica que la deportación de todos los trabajadores podría contraer la economía estadounidense en casi un 6% o $1,6 millones.

Pero ¿qué pasa en Guatemala?: Para el terremoto de 1976, 76,000 personas emigraron hacia la ciudad de Guatemala. Entre 1981 al 83 fueron de 20,000 a 45,000 los que buscaron cobijo por el conflicto armado. Otras buscaron en México y Estados Unidos su futuro, pero fueron copadas por las mafias mexicanas, esas que Trump no quiere. El terremoto dejó a mucha población en estado de pobreza, sin vivienda y organización social. Jóvenes, niños y mujeres en la Ciudad de Guatemala, “La del Futuro”, se convirtieron en grupos agresivos, violentos y con resentimientos para defenderse e ingresar a las pandillas. Esta es una historia desde el terremoto, solo que ahora extorsionando y asesinando, generando el “enjaulamiento” de la población de la ciudad. Ante esto, para protegerse, emigraron 57,000 niños cruzando desde octubre del 2014 la frontera con México y detenidos en Estados Unidos.

Según la OMS, amenazas de crimen y la violencia en América Latina alcanzan más de 10 homicidios por cada 100,000 habitantes, en Centroamérica según la D.G, se producen 18,000 muertes violentas anualmente, dentro de éstas las de Guatemala. Pero las amenazas de crimen y la violencia junto al resto de Centroamérica, los guatemaltecos indocumentados deportados 33 mil 503 de Estados Unidos superando en un 9% al total del 2011, con lo que podría aumentar la violencia, pues ahora no hay retorno ni planes de desarrollo.

El crimen, violencia y la corrupción en América Latina, como el caso que ya tiene, alcanza un nivel de “epidemia” (OMS). En Guatemala, una estructura completa gubernamental en la cárcel Ciudad de Guatemala: “La ciudad del futuro” ocupa el primer lugar del país, con un modelo urbano de aglomeración económica, explotación de la tierra y por las remesas de los emigrantes, que suman casi los $6,500 millones al año, proveniente de casi 1,500,000 de personas que viven legal o ilegalmente en Estados Unidos. Remesas a las que posiblemente Trump también les aplique el impuesto de los mexicanos del 20 %. Pero aquí no pasa nada y no se ve un liderazgo que tome este problema político y económico

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