VENTANA

Las puertas de la nueva era

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Siempre quise contar una historia que nos hiciera conscientes de los grandes desafíos que tiene nuestra juventud ante el surgimiento de la nueva de era, cuyo nombre más notable es la era del conocimiento, y cuyo reto más importante es usar las redes del Internet para innovar. Quien no lo haga no sobrevivirá. De ahí el dicho, crear o morir, que ahora se ha convertido en una realidad para todos, especialmente para nuestros jóvenes que tienen que abrirse un futuro ante circunstancias nunca antes vividas: hacer de su talento su principal recurso.

La historia que quiero contarles la encontré en el libro titulado “Crear o Morir,” de Andrés Oppenheimer, con quien, incluso, hablé de este tema semanas atrás. La historia relata cómo Jordi Muñoz, un joven mexicano que soñaba con ser piloto y tenía fascinación por las computadoras, logró superar innumerables obstáculos para realizar su sueño. De niño fue diagnosticado con déficit de atención e hiperactividad por lo que tuvo tropiezos en la escuela. El divorcio de sus padres fue otro trago amargo. Aplicó al Instituto Politécnico Nacional, la única universidad que tenía la carrera de ingeniería aeronáutica, pero no fue aceptado. Busco trabajo en el Aeropuerto Nacional y le dieron una plaza de “mil usos,” lejos de su gran obsesión: la tecnología aeronática. Se enamoró de una joven con nacionalidad estadounidense por lo que decidieron escapar a California para buscar mejor suerte. “ Si alguien le hubiera dicho a Muñoz,” escribe Oppenheimer, “cuando tenía 19 años que, a los 23 años sería el presidente de 3D Robotics, una empresa de California con más de 200 empleados y 28 mil clientes y ventas proyectadas de unos 60 millones de dólares en 2015, se hubiera muerto de risa.”

Ya en California se “metió en su droga,” como Muñoz cuenta, pasaba casi todo el día en la computadora aprendiendo sobre micro controladores. Con un inglés bastante malo contactó varios grupos de innovadores que hoy están dispuestos a compartir sus secretos en las redes del Internet. Encontró a Chris Anderson, director de la revista “Wired, quien tenía un blog llamado “DIY Drones,” que significa, do it yourself drones o, drones hechos por uno mismo. Allí Muñoz comentó cómo usando un helicóptero de juguete, una plataforma de electrónica barata llamada Arduino, y unas piezas de un videojuego Nintendo Wii, había construido un aparato que Andersen y gente de Silicon Valley estaban desarrollando a un precio más alto. Andersen decidió apoyar las ideas de Muñoz. El resto es historia. Andersen renunció a la revista, se asoció con Muñoz, quien además de ser actualmente el CEO de 3D Robotics, ingresó a una universidad en línea y terminó la carrera de computación. Muñoz comenta: “Una carrera te da más tranquilidad, uno nunca sabe.”

Esta historia para mí tiene tres sorpresas que son como tres puertas que el nuevo mundo ofrece a los jóvenes con oportunidades inéditas. La primera. No es el dinero, como siempre se ha creído lo importante, es el talento, la capacidad de innovar lo que moverá al mundo que se viene. La segunda puerta es que ese talento está vinculado con la capacidad de manejar el mundo real y el virtual a la vez. En lugar de aprender a operar “cosas” se aprenderá a conocer y manejar ideas y patrones de relaciones. Quien lo logre abrirá las puertas del futuro. La tercera puerta es la más grande. En lugar de pensar solo, como Ciro Peraloca, ahora el secreto de los innovadores es compartir sus conocimientos. No temen al fracaso. “¡El arte de crear un nuevo mundo es ahora colectivo!” cantó el Clarinero

clarinerormr@hotmail.com

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