LIBERAL SIN NEO

Libertad política y libertad económica

Reflexionar sobre la situación en Venezuela me llevó a leer, una vez más, el primer capítulo de Capitalismo y Libertad de Milton Friedman, que trata sobre la relación entre la libertad económica y la libertad política. Me persuade, nuevamente, que en el mundo moderno una es esencial a la otra; en el largo plazo, una sola no puede sobrevivir. Es creencia popular, señala Friedman, que la política y la economía son cuestiones distintas y desvinculadas; que la libertad individual es un problema político y el bienestar material un problema económico, y que cualquier clase de estructura política puede ser combinada con cualquier tipo de estructura económica. Este es un espejismo.

Traslado y comento el pensamiento de Friedman, dispensando de comillas. La configuración económica juega dos papeles importantes en la promoción de una sociedad libre. Por una parte, la propiedad privada y la libertad de emprender son componente importante de la libertad a secas, por lo que la libertad económica es en sí un fin. Además, la libertad económica es indispensable para conseguir y mantener la libertad política.

Casos ilustrativos pueden verse en la revolución bolchevique de la Unión Soviética y la maoísta en China. Inicialmente, permitieron que los campesinos tuvieran la tierra en propiedad; pronto los estados autoritarios cayeron en la cuenta de que esto representaba centros de poder con independencia de los dictados del gobierno. Por ello “colectivizaron” la tierra, es decir, la estatizaron, para convertir a los campesinos en siervos obedientes, aplastando su libertad. Vista como medio para conseguir la libertad política, la libertad económica es importante por su efecto sobre la concentración y dispersión del poder. El tipo de organización económica que promueve el capitalismo competitivo, promueve también la libertad política, pues separa el poder económico del político y permite que uno sea contrapeso del otro. Fatal, en todo caso, es la combinación de ambos poderes; tenderán a suprimir la competencia económica y la libertad política.

Para el autor, la voz de la historia es contundente. Dice no conocer de un solo caso, en tiempo y lugar, de alguna sociedad que tuviera amplias libertades políticas, donde no fuera con mercados libres que se organizara la mayor parte de la actividad económica. En ausencia de libertad económica, el individuo es un medio para que el estado alcance sus “fines sociales”. Con libertad económica, el estado es un medio para que los individuos alcancen sus propios fines. Sin propiedad privada y comercio voluntario, los individuos no cuentan con los medios para alcanzar sus propios fines.

Sin propiedad y comercio voluntario, la población no tiene los medios para “defenderse” del poder político. Esto es precisamente lo que ocurre en Venezuela, donde la confiscación, cierre de empresas, controles, prohibiciones, regulaciones y abierta hostilidad y persecución de la actividad comercial, han paralizado la producción y generalizado la miseria. En nombre de un fantasmagórico bienestar del pueblo, se ha erosionado tanto la libertad política como la libertad económica, de manera sistemática y deliberada. El estado ideal para un gobierno autoritario, es que la población dependa por completo de la ración que él le dispensa.

Cuentan que una tribu en el desierto estaba completamente rodeada por el enemigo, por lo que no podían ingresar alimentos. El jefe se paró frente a todos y les dijo que tenía malas y buenas noticias. La mala es que lo único que hay para comer es caca de camello. La buena, es que alcanza para todos.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

ARCHIVADO EN: