DESDE GINEBRA

Los acuerdos de Libre Comercio

Eduardo Sperisen

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Durante los dos últimos años se han observado resultados sorpresivos en diferentes elecciones a lo largo del mundo. La decisión del Reino Unido sobre su retiro de la UE y las elecciones presidenciales de EE. UU. definieron una nueva tendencia y el inicio de una nueva era en la globalización y el libre comercio.

El libre comercio, basado en la libre circulación de bienes, servicios y capitales, no había enfrentado una oposición tan severa y sus defensores tampoco han respaldado hasta ahora de manera firme sus ideales.

La crisis de 2008 dejó una sensación desagradable respecto de la apertura comercial. Diversos señalamientos sobre la pérdida de soberanía y los procesos de privatización tuvieron como consecuencia una reacción negativa de una porción importante del público. Esto ha obviado la comprensión de los beneficios que genera el libre comercio.

Las políticas de austeridad llevadas a cabo por la mayoría de los gobiernos, junto con la lenta recuperación de las economías en crisis y los altos niveles de desempleo de los países, permitieron a los movimientos de izquierda y de derecha ganar fuerza. Esto generó un mayor reconocimiento de sus propuestas, caracterizadas, entre otros, por una inclinación hacia el proteccionismo.

El hermetismo y reserva en las negociaciones de los megaacuerdos comerciales, tales como la Alianza Transpacífica (TPP) y la Asociación Trasatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP) alimentaron esta percepción y desafortunadamente no han permitido realizar hasta ahora un análisis objetivo, profundo e integral de diversos aspectos innovadores de fondo que se pretende incluir en ambos acuerdos.

De acuerdo con lo observado en los primeros meses de 2017, Estados Unidos asumirá un papel distinto en el ámbito comercial al que ha cumplido en el pasado, y el Reino Unido, con la activación del artículo 50 del Acuerdo de Lisboa, pondrá fin a sus casi cinco décadas de membresía en el bloque de la Unión Europea. Este es un cambio interesante, pues a pesar de que Estados Unidos haya brindado protección a sus industrias con el fin de fortalecer su competitividad en los mercados internacionales, desde la Segunda Guerra Mundial encabezó e hizo cumplir un orden basado en el libre comercio y la integración económica global.

Los desarrollos políticos recientes han centrado la atención en el modo en que el comercio afecta nuestras vidas y han planteado nuevas interrogantes acerca de los acuerdos de Libre Comercio. A la fecha están vigentes más de 270 acuerdos comerciales entre dos o más países. Este complejo sistema de acuerdos múltiples y superpuestos fue bautizado en 1995 por Jagdish Bhagwati como el spaghetti bowl y es aún hoy tema de amplio debate.

En este contexto es importante recordar que aunque el comercio ha existido desde los comienzos de la civilización, su importancia creció enormemente y con gran rapidez en el siglo XIX. Su consolidación se dio el siglo pasado con la generación de una serie de acuerdos de libre comercio bilaterales, regionales y multilaterales, entre países de diferentes niveles de desarrollo.

Para que la nueva generación de acuerdos de Libre Comercio tenga éxito, será necesario ampliar tanto su alcance como el grado de apertura. Deberán procurar ser exhaustivos, audaces y ambiciosos, mejorar el acceso a los mercados, fomentar una mayor participación en las cadenas de valor global o regional y contar con esquemas que permitan atender las necesidades de las micro, pequeñas y medianas empresas

esperisen@gmail.com

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