CATALEJO

Los nocivos efectos de los nacionalismos

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Cuando se sale de Guatemala, uno de los beneficios es el contacto con realidades de otros países, con lo cual es posible hacer comparaciones, cuyo resultado a veces beneficia al país donde uno se encuentra, y en otros casos —muy escasos, valga la cacofonía— el nuestro demuestra cualidades. Al encontrarme en España, para asistir a actividades relacionadas con la Asociación de Academias de la Lengua Española y de la Real Academia Española, me he topado con un tema muy importante, pero para nosotros olvidado: la salida de Inglaterra de la Unión Europea, como producto de un referéndum manejado irresponsable y torpemente por un populista. Obviamente, el pensamiento también se dirige al caso de Cataluña, pero ese no es el tema central de este artículo.

Hay similitudes muy claras. Ninguno de los dos casos ha sido llevado a la realidad, pero sus efectos ya empiezan a verse, incluso para los más tercos. Inglaterra saldrá de manera oficial el 29 de marzo del 2019. Pero Londres ya comenzó un lento e irreversible retroceso como ciudad de primer orden en el mundo económico internacional. Los costos de su salida significan la astronómica cifra de 60 mil millones de euros, con libras esterlinas ya afectadas en su valor respecto al euro. Los ingleses, astutamente en su momento, no se montaron al carro de la moneda común de Europa, como tampoco los suizos ni los suecos. Pero la complejísima red entre los países no ha podido evitar los efectos negativos para todos. España observa con atención.

Un ejemplo es el turismo. España tiene una sólida industria turística, desde la basada en asuntos históricos, hasta la de playas mediterráneas, pasando por la visita a las ciudades, mayoritariamente en proceso de avance innegable. El Reino Unido es el lugar de donde proceden la mayoría de turistas, a causa de la corta distancia entre ambos países. Pero la libra esterlina ha perdido valor ante el euro y por eso visitar España es más caro para este importante grupo humano interesado en viajar, a lo cual se agregan los efectos económicos internos para poner valladares a los visitantes ingleses. La situación económica española, aunque aún robusta, sin duda de alguna manera se verá afectada por una equivocación del pueblo británico, víctima de falacias.

En europa es posible con mayor frecuencia encontrar análisis y reflexiones en la prensa escrita, por ello la más importante para la actividad periodística de orientar a los lectores, aunque su porcentaje no sea mayoritario a causa de la trivialización temática del simplismo gustado por generaciones actuales con equivocados conceptos acerca de la misión de informar. A causa de ello, ya se han presentado trabajos de reflexión para pensar en las razones, en las raíces, de este tipo de situaciones en todos los países. Muy de paso, debe mencionarse el nombre de Donald Trump y el de Estados Unidos, cuya grandeza geográfica y diversidad humana lo colocan en una posición de inicio de su fin como potencia real, sobre todo si logra llegar a la reelección dentro de tres años.

El triste tema de la agonía de la democracia fue muy bien presentado por Antonio Navalola dictaun en un artículo publicado por El País, de Madrid, y lo menciono ahora porque es una reflexión muy atinada, casi condenada a popularizarse en poco tiempo, talvez cuando sea demasiado tarde. Se puede hacer la comparación con ciertas enfermedades terminales: si se descubren a tiempo, se puede salvar el paciente. A este respecto, es válido preguntarse si en países como los nuestros la democracia nació muerta o la mataron tanto la desidia, el desinterés, pero sobre todo la irresponsabilidad generalizada, todo esto problematizado aun más a causa de la posición geográfica y la geopolítica mundial. Europa parece ser ahora víctima de actuaciones similares.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.