LIBERAL SIN NEO

Los ricos chupasangre

Recientemente vi el primer episodio de la serie televisiva llamada The 100 (Los 100), un drama posapocalíptico de ciencia ficción. La trama se sitúa 97 años después de ocurrido un apocalipsis nuclear, que destruyó prácticamente toda vida sobre la tierra. Supuestamente, los únicos sobrevivientes viven en una estación espacial, desde antes del holocausto. Los sistemas que mantienen con vida a los habitantes de la estación empiezan a fallar y las autoridades toman la decisión de enviar a cien prisioneros juveniles a la tierra, para determinar si esta ya es habitable. Estos son “Los 100”.

Los 100 jóvenes llegan a la tierra en una nave, aterrizando entre bosques exuberantes, y se ven obligados a vivir de la naturaleza. Pronto empiezan los conflictos entre ellos, las luchas por el poder, la dominación y los recursos. En una discusión intensa entre los jóvenes protagonistas, un líder en potencia, casualmente el único que posee pistola, declara que “aquí no hay reglas, no hay ley ni autoridad, cada quien hace lo que le plazca”. Esta escena, culminación del primer episodio de la serie, me pareció apropiada para un grupo de discusión, para explorar el “estado de la naturaleza” de Hobbs y qué podría esperarse en relación al surgimiento de algún tipo de gobierno que impusiera orden en la aparente anarquía. ¿Sería un modelo “contractual”, representativo, donde alguna mayoría consensa reglas básicas, delega el poder y elige o nombra al liderazgo? ¿O se formarían coaliciones violentas con alguna eventualmente tomando el poder y sometiendo a los demás? ¿Surgirían liderazgos racionales con capacidad de persuasión, tomando el poder con la promesa de proteger a los más débiles? La discusión resultó por demás interesante, y sobre las próximas semanas, vi el resto de la serie.

Los jóvenes que llegaron a bordo de la nave, pronto se dan cuenta de que no están solos y no toda la humanidad desapareció. Han sobrevivido los Terráneos, tribus primitivas que se mantienen en guerra entre sí; los Segadores, que son caníbales, y un misterioso y temido grupo conocido como los Hombres de la Montaña, encerrados en una impenetrable fortaleza en la montaña.

Varios jóvenes pierden la vida en escaramuzas con los Terráneos y un grupo de 48 de ellos encuentra refugio con los Hombres de la Montaña. Esta sociedad en la fortaleza conserva muchas de las maravillas de la civilización moderna, que se pensaba habían desaparecido. Viven con comodidad, sofisticación, tecnología, arte y lujo; son “los ricos”, no les falta nada. El único problema es que no pueden salir de la fortaleza, pues no han desarrollado inmunidad a la radiación, como lo han hecho los Terráneos y los jóvenes que llegaron de la estación espacial (“los pobres”).

Pronto descubrimos cómo pueden desarrollar inmunidad a la radiación y sobrevivir los Hombres de la Montaña, los ricos: con la sangre y médula de los Terráneos y los 100, los pobres. Es decir, los ricos, que viven apartados con sus lujos, se chupan la sangre y médula de los pobres.

Lucha de clases; los ricos chupan la sangre a los pobres. Esta es la cosmovisión Marxista, tan profundamente infiltrada y arraigada en la intelectualidad, los sistemas educativos, el arte, la cultura y la política. El Marxismo como teoría está básicamente muerto, ha sido desacreditado teórica y empíricamente. La realidad es que sobrevive y persiste, enquistado de manera muy profunda. ¿Logrará la civilización algún día sacudirse esta plaga que tanto daño ha hecho a la humanidad?

fritzmthomas@gmail.com

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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