IDEAS

Manifestar no es bloquear

Mi columna de la semana pasada suscitó muchos comentarios, por lo que considero importante profundizar en el tema. Soy fiel creyente de que en una sociedad libre todos tenemos el derecho de expresar nuestro punto de vista y de tratar de convencer a los demás pacíficamente, no por imposición.

En este contexto, considero que el punto principal es el de las manifestaciones versus los bloqueos. Yo sostengo que no solo no son lo mismo, sino que son cosas diametralmente opuestas. Relaciono la manifestación con la expresión de mi punto de vista sobre cualquier tema, derecho que todos tenemos y podemos ejercer en una sociedad libre. Ahora bien, eso no me da el derecho de violarle sus derechos a los demás —indistintamente de que los demás estén a favor o en contra de lo que estoy expresando—.

Quienes defienden los bloqueos argumentan que es una forma de manifestación. Tienen razón en el sentido de ser una forma que utilizan para expresar su punto de vista, pero va más allá, ya que violan los derechos de muchas personas que —también indistintamente de que puedan estar a favor o en contra— no tienen parte en el asunto y por lo tanto les están imponiendo una carga que no les corresponde. Esta considero que es la gran diferencia entre manifestar y bloquear.

Algunos me acusan de “criminalizar” la “protesta social”. Pues yo considero que quienes la “criminalizan” son quienes azuzan a la gente a bloquear la circulación para “hacer oír su voz”. Yo simplemente estoy haciendo ver el problema de las cosas que ellos hacen, pero son ellos quienes lo están haciendo, no yo.

Algunos otros utilizan el argumento de que es un “conflicto” entre dos derechos, el de manifestación y el de circulación, y que en el gran contexto, es más importante el de manifestación. Yo considero que esta es una falacia que se origina precisamente en igualar la manifestación con los bloqueos. Nuevamente, yo no considero que el derecho de manifestación me dé el derecho de pasar sobre los derechos de los demás, o para ponerlo más claro en este caso, yo puedo muy bien manifestar sin que para ello tenga que “bloquear” el paso de los demás. Bajo esa perspectiva no hay ningún “conflicto” entre el derecho a manifestar y el derecho a circular.

Luego hay quienes dicen que depende de la causa, que no es lo mismo cuando lo hace un grupo organizado de presión, como pueden ser los sindicalistas de Joviel Acevedo o los de Codeca, que cuando lo hace un grupo de personas que no tiene ninguna otra forma de “hacer oír su voz”. Bajo esta perspectiva, lo que hace Joviel Acevedo o los de Codeca está mal, pero lo que hacen los habitantes de una colonia o los alumnos de un instituto está bien.

Yo encuentro varios problemas con este razonamiento, siendo el principal: ¿en dónde se traza la raya de qué es lo aceptable y qué no? ¿Quién tendría que decidir quiénes sí pueden bloquear y quiénes no? Como soy partidario de la igualdad de todos ante la ley, cuestiono esta postura, no solo como impráctica, sino también como ilegítima.

Y como me gusta ir a la raíz del problema, veo que la mayor parte de bloqueos, indistintamente de si son grupos de presión o pequeños grupos de personas, tienen que ver con exigir algo del “Estado”. En este punto considero que hacia donde hay que encaminarnos es a delimitar muy bien las cosas que el Gobierno debe y no debe hacer, y establecer claramente los mecanismos para resolver las que debiera hacer y no hace. Entiendo que en su desesperación por no ser escuchados muchos vean las acciones de hecho como una solución, pero eso no las legitima.

Fb/jjliber

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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