EDITORIAL

Muy duro reto espera a la nueva fiscal general

El presidente Jimmy Morales completó el proceso de elegir a la nueva fiscal general y jefa del Ministerio Público (MP), cuyos mayores retos serán dar muestras convincentes de independencia personal e institucional y continuar la lucha contra la corrupción, para dar continuidad y superar lo hecho hasta ahora por las dos últimas fiscales, cuya huella es resentida por integrantes de las mafias de cuello blanco.

Concluye así el trascendental proceso en cuanto al papel del mandatario y empieza ahora el de una persona que en su primera conferencia ha confirmado la necesidad de trabajar de la mano de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, aliado fundamental para combatir la criminalidad.

Es un reto difícil también para quien asume dentro de dos semanas uno de los cargos más importantes no solo de Guatemala, sino para muchos países que también libran decisivas batallas contra la corrupción y en varios de los cuales a su vez se busca designar fiscales sumisos al poder político y al de quienes pretenden entorpecer o detener el fortalecimiento de la justicia.

No será fácil la tarea que espera a María Consuelo Porras, porque hereda el cargo en medio de una de las coyunturas más complejas, en un país sometido al pillaje de las mafias, las cuales incluso han llegado a operar desde las más altas esferas de poder, como se escucha en patéticos testimonios en tribunales, a través de los cuales surge un triste retrato de cómo se maneja la cosa pública.

La nueva jefa del MP también debe olvidarse a partir de ahora de quién la eligió para el cargo, porque sería penoso para la culminación de su carrera y de su propio prestigio que algunos procesos sufran retrocesos o sean eliminados, pues la fiscalización ciudadana y de los medios de comunicación independientes estará atenta a su desempeño.

La misma comunidad internacional ha sido una de las más interesadas en que la lucha contra la corrupción no sufra traspiés, por ser parte de un proyecto exitoso de combate de esa práctica, como es el financiamiento de la Cicig, una modalidad única en el mundo cuya rentabilidad es reconocida dentro y fuera de Guatemala, sin que eso implique que no puede todavía mejorar esa oficina antimafias.

Una de las más importantes funciones que debe cumplir quien esté al frente del MP es la conformación de un equipo que sea capaz de llevar a otro nivel la lucha contra la corrupción, lo cual pasa por mantener en sus cargos a quienes han hecho una meritoria labor, pues cualquier relevo no solo debe estar justificado, sino que también debe apuntar a una mejora.

Los casos que actualmente están en proceso servirán a la vez para evaluar a la nueva jefa del MP, porque son numerosos, muchos de alto impacto, y en sus manos quedará la posibilidad de éxito para llevarlos a condena. De lo contrario se percibirá como un debilitamiento de la institución, lo cual sería inconveniente no solo para la recién designada, sino para un país urgido del fortalecimiento de la justicia y de reducir los altos niveles de impunidad.

Es un duro reto el que espera a Porras al frente del MP y debe tener claro que los ojos de Guatemala seguirán muy de cerca su desempeño, porque el acoso de las mafias también es inclemente.

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