PUNTO DE ENCUENTRO

No entiende que no entiende

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Al presidente no le faltan ganas de sacar del país al comisionado Iván Velásquez. Sus desafortunadas declaraciones, en respuesta a lo expresado por el senador demócrata Patrick Leahy, así lo demuestran. No solamente fueron sus palabras, también el tono, y por supuesto, su ya acostumbrada prepotencia. Nótese que, de un tiempo para acá, Morales se refiere a sí mismo en tercera persona, signo de quien empieza a perder contacto con la realidad.

Primero dijo que no, acto seguido dejó abierta la posibilidad, para luego caer en el equívoco de comparar al funcionario internacional con uno de sus ministros, advirtiéndole que, si no hace bien su trabajo, lo podría despedir. Lo interesante es preguntarse qué entiende Jimmy Morales por “buen trabajo” de Cicig.

Lo cierto es que el presidente quiere, pero no puede. Las estrategias planteadas hasta ahora han encontrado resistencia incluso dentro de su propio gabinete. No consiguió ningún alero para firmar el acuerdo gubernativo con el que declararía non grato a Velásquez, y eso que solamente necesitaba a dos de sus ministros. Los diplomáticos guatemaltecos a quienes consultó sobre los caminos que podría tomar para quitarse de encima al “molesto” visitante, le aconsejaron no dar semejante paso, y en menos de tres semanas tuvo que recibir a tres enviados de alto nivel del gobierno estadounidense que expresaron públicamente su respaldo a la Cicig y el MP.

Por si fuera poco, y anticipándose a los acontecimientos, el nuevo secretario general de la ONU, Antonio Guterres, recibió a Velásquez y emitió una declaración pública elogiando su trabajo, lo que hizo desistir a Morales —por el momento— de enviar al embajador guatemalteco ante Naciones Unidas a pedir su retiro.

No sirvió tampoco la estrategia de conseguir un punto resolutivo del Congreso para pedir la declaratoria de non grato y, al parecer, tampoco funcionó la fugaz alianza con algunos empresarios (que no todos) de traer al país al expresidente Uribe a encabezar una delegación para atacar in situ al comisionado. Después de los resultados negativos de la gira emprendida por territorio estadounidense, los señores supieron interpretar las señales y —por el momento— guardaron las municiones.

El que no sabe interpretar señales políticas es el presidente. Y parece que tampoco nadie de su entorno. ¿Le habrá explicado alguien el papel que juega en el senado de EE. UU. el demócrata Leahy y lo que significa su declaración en el marco de la cooperación que recibe el país? Si lo hicieron y aun así Morales dio esas declaraciones, basta concluir que el presidente no entiende que no entiende.

Lamentable que nuestro gobernante sea incapaz de separar la esfera pública de la privada, que exhiba un grado extremo de improvisación en las cosas del Estado y esté intentando medir fuerzas en una pelea directa con el comisionado, quien junto a Thelma Aldana en este momento se perfilan como los personajes con mayor capital político ante la ciudadanía. Increíble que no aprenda de lo ocurrido a Pérez Molina, quien aún con la experiencia de un oficial de inteligencia, no supo medir lo que se venía.

Otros que tampoco saben leer las señales son los congresistas que se atrincheran en la 9ª avenida, queriendo salvarse con una amnistía política. Con la juntita bajo fuego, el caso Odebrecht en ciernes, el proceso penal contra su hijo y su hermano avanzando y en camino la investigación por un posible financiamiento ilícito a su partido FCN Nación, lo peor que puede hacer el presidente es querer salvarse descabezando a la Cicig; eso sólo sería el principio del fin.

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.

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