PLUMA INVITADA

No lances piedras al techo del vecino…

Roberto Chávez Zepeda

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Es una lástima que el señor Donald Trump, quien recibe la banda presidencial de los Estados Unidos hoy, desconozca la fábula del León y el ratón. Esta cuenta que el rey de la selva fue atrapado por una red colocada por unos cazadores, y ante sus atronadores rugidos ninguno de los habitantes de la selva se atrevió a salir para averiguar qué pasaba, salvo un ratoncito que con sus dientes fue capaz de cortar los lazos de la red y liberarlo.

En el sentido sociológico, el poder es la capacidad de un individuo o grupo de llevar a la práctica su voluntad, incluso a pesar de la resistencia de otros individuos o grupos. Puede ejercerse el poder por medios físicos, psicológicos o intelectuales. Un hombre puede lograr el poder por el hecho de ser físicamente más fuerte que otros; puede igualmente llegar a ser poderoso por ser capaz de ejercer una influencia psicológica o por sus éxitos financieros sobre otros hombres o multitudes. En circunstancias favorables, sus dotes pueden procurar a un hombre una posición de poder dentro de una comunidad o de una nación. El poder de un individuo puede ser considerablemente realzado si consigue ganar para sus fines la devota consideración de un grupo que simpatiza con ellos. Tal grupo puede ser un partido político, una sociedad secreta o una orden religiosa —por mencionar solo unos ejemplos—. Pero si una estructura de poder puede apoderase de todo un Estado y moldearlo con los principios de su propia organización, entonces nos encontramos con el Estado totalitario. En la época medieval, Derecho, religión y moralidad social estaban íntimamente relacionados.

El señor Trump, en papel de dictador, ha violado leyes fundamentales de los Estados Unidos que atañen a que nadie puede tomar decisiones que corresponden al Estado sin la anuencia del Congreso. Además se abrogó el derecho de agredir las relaciones internacionales establecidas por el Derecho Internacional, entre México y su país, al declarar por sí y ante sí, con odio racial, que establecería un muro divisorio entre ambos territorios en el momento en que ni siquiera había sido nominado candidato presidencial.

Viendo las cosas desde el punto de vista rústico, el “visionario” señor Trump no se ha dado cuenta de que la barrera que se propone construir lo aislará de toda América Latina, que puede surtirse de materias primas, diversos insumos, vehículos y productos terminados, de Europa y Asia, a mejores precios.

Aunque no soy agorero ni me gusta pronosticar, la lógica me hace señalar que Estados Unidos van a ser llevados por su presidente electo a múltiples problemas que hasta la fecha han sido cubiertos por mano de obra latinoamericana.

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