EDITORIAL

Nueva y directa amenaza de Arzú

La increíble frase “pasar por encima de las cabezas de los medios de comunicación negativos”, pronunciada el domingo por el alcalde capitalino, Álvaro Arzú, no solo constituye una nueva y directa amenaza en contra de todo lo relacionado con la actividad de la prensa, sino provoca preocupación por su similitud con discursos de gobernantes abiertamente dictatoriales como Evo Morales y Nicolás Maduro.

El señor Arzú acababa de consolidar su poder totalitarista al haber colocado, a causa de alianzas perversas, a su hijo en la presidencia del Congreso. Ahora está a punto de derrumbarse luego de la decisión de la Corte de Constitucionalidad para que sea repetida la elección de la directiva. Alejandra Carrillo tenía impedimento legal y Felipe Alejos debería apartarse para evitar que la Corte Suprema le quite el derecho de antejuicio y su prisión preventiva provoque una nueva elección y el llamado a quien ocupe su curul.

El domingo, Arzú se convirtió en la figura descollante de un acto militar frente al Palacio Nacional de la Cultura. Causa extrañeza que haya sido invitado, y que pasaran a segundo plano el presidente Jimmy Morales y las autoridades castrenses. Es notoria la coincidencia de los discursos de ambos funcionarios, que ahora piensan haber afianzado su poder con la reelección de Edwin Escobar en la Asociación Nacional de Municipalidades, luego de una muy cuestionable y onerosa campaña.

También es notoria la furia del señor Arzú, enardecida luego de haber sido mencionado por el Ministerio Público y la Cicig como uno de los políticos que ha hecho uso ilícito de recursos públicos, y se intuye su preocupación porque para mantener su inmunidad debería ser electo para el Congreso en las elecciones del 2019.

La intolerancia de los políticos de tendencias dictatoriales hacia la actividad periodística comienza con el rechazo a las noticias y las informaciones, sobre todo de hechos de corrupción. Luego, avanza a las columnas de opinión y los editoriales, porque estos personajes temen a la tarea de orientación implícita en estos, sobre todo en esta época cuando la avalancha de noticias y de informaciones, así como la inmediatez de su divulgación a causa de las redes sociales, imposibilita el desconocimiento popular de cómo piensan, hablan y actúan los intolerantes.

El Gobierno trató ayer de desligarse de las declaraciones del señor Arzú y de su tácita arenga para que el Ejército tome acciones ilegales, pero resulta inaceptable y ya es muy tarde. Si así fuera, el propio presidente Morales debió haber aclarado que no comparte esos absurdos criterios. Esto, entonces, solo se puede interpretar como una tácita aceptación.

A ningún guatemalteco consciente deberá extrañar que las veladas y por ello cobardes amenazas del señor Arzú contra “las cabezas” de los medios reciban justificadas protestas de las instituciones de prensa, tanto nacionales como internacionales.

Otro motivo para el temor del señor Arzú lo constituye la colocación del dinero estatal asignado a la comuna capitalina en fideicomisos desde hace muchos años. La amenaza dominical comprueba acciones desesperadas, entre las cuales se incluye, como también hizo el presidente Morales, el ataque directo y personal en actos públicos y en mensajes electrónicos a la prensa independiente que, según su obtuso criterio, es “negativa”.

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