LA ERA DEL FAUNO

Oh fortuna, variable como la Luna

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

|

Se aproxima la gran renovación carismática del pensamiento: Enero, el Gran Emprendedor de Dalí. Este parto decembrino está por dar a luz un hijo talla 2018. Es un alumbramiento atendido por un compadrón. No hay comadrona que pueda con ese señor que está por parir doce niños. El compadrón es un partero que nos dice vomite, señor, vomite, para regurgitar un salmo a la salud del hemisferio nacional. Las fiestas nos vuelven locos. Es evidente.

Lo que no logró en once meses, no lo conseguirá en lo que resta del año, así que mejor tire a la basura sus penas. Eche mano de la esperanza venidera. Vamos a renovar los votos de amistad y a celebrar la unión familiar; también ustedes, vengan, esos que se la pasaron el año dándose de golpes familiares y esta noche se fundirán en abrazos hundidos hasta la empuñadura.

Muere diciembre, nace el Niño y se aproxima el mes todo promesas, todo terreno. La nueva oportunidad se abre: dietas, estudios, tesis. Ahora sí, correrá todas las maratones del país, se inscribirá de nuevo en tres gimnasios y asistirá a ellos simultáneamente; dejará el cigarro, el alcohol, las drogas, a la familia; fundará un partido político; dejará ese miserable partido político; trabajará; dejará de trabajar; dirá que no, dirá que sí; gastará menos dinero: hay que renovarlo todo.

Por qué cargar con las culpas de once meses si ya viene la nueva oportunidad que abre sus hocicos para tragarnos al estómago de la dicha. Una dicha que se repite, como el eterno retorno de Nietzsche, solo que en chiquito. Por cierto, un día como hoy no moría ni nacía Friedrich Nietzsche: un brindis y una oración a su insalubridad y a su condición de sifilítico.

Diciembre es como la expresión de un amor irresoluto atravesado por las flechas de la tradición, con sus arrecifes corales en vitrina de país tropical donde nevó. Pues nevó sobre Mixco, damas y caballeros, también sobre la plaza de la Constitución, nevó sobre este maravilloso país. Neto Bran dio a luz un graznido, el último del año —esperemos—. Declaró que los niños de Mixco sabrían cómo es Nueva York gracias a la pista de hielo que les mandó instalar.

Hay algo en lo que somos iguales a Nueva York y es que en esa ciudad todo el tiempo suenan las sirenas de ambulancias y de la policía. Cierre los ojos, oiga cómo pasan y estará en NY, en Mixco y la capital, en los tres sitios al mismo tiempo. Oh, maldita incertidumbre la del escritor que no sabe si reír o llorar con las afirmaciones en su pupila vertidas. Esto se codifica, señoras y señores, se me sale de las manos, han de ser los traumas callejeros, así que mejor aún no finalizo mi rapsodia a diciembre con estas líneas de profanidad, mis favoritas: “O Fortuna, velut Luna. Statu variabilis. Semper crescis aut decrescis, vita detestabilis”.

Estábamos con que esta noche da inicio el nuevo cierre espectacular. Diciembre es la última carta que se juega el tablero anual. Esperamos que agrupe familias, puesto que si no lo consigue; si diciembre no logra que hoy a las doce de la noche estén unidas las parejas, los hijos o los amantes, si no hay regalo, podría crear culpas bajo la falsedad de no me importa, dado que lo único importante es el amor. Sí, pues.

Bienvenido seas, 2018, esperamos que tu reinado vea la luz testimonial de El Fantasma, atravesando así de punta a punta a los narcofuncionarios nacionales. En tanto gira la rueda de la fortuna, aguanta, 2017, quedan solo siete días para terminar de una vez por todas con un episodio más en la vida del mundo. Pronto dará un ciclo que, según se ve, viene con todo, prometedor.

@juanlemus9

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: