SI ME PERMITE

Paso a paso se transmiten los conocimientos

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“Nunca consideré el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”. Alberto Einstein

Es innegable que en muchas de las cosas que nos involucramos y logramos hacer, en nuestra mente se reviven recuerdos de algún maestro que se tomó el tiempo para orientarnos y transmitirnos un conocimiento sin el cual no hubiéramos logrado lo que hemos logrado.

Esto nos obliga a aceptar que muchos mentores, en las tareas supremamente vocacionales haciendo caso omiso a los impedimentos y contratiempo, se dedicaron a transmitirnos normas y principios fundados en el conocimiento, los cuales hoy día son las herramientas que nos permiten ser lo que somos.

Por el mismo principio, nosotros también, tengamos título de maestros o no, tenemos la sagrada obligación de ayudar a los que nos rodean, facilitando conocimientos, los cuales les serán útiles para el resto de la vida. No importando si en el momento no se valoran o no se aprecian, nosotros debemos cumplir el deber como aquellos que lo hicieron con nosotros.

Todos los mortales iniciamos en esta vida con la misma realidad, porque nadie nació con un cúmulo de conocimientos. Todos nosotros los hemos adquirido porque alguien se tomó el tiempo y el interés en transmitirnos conocimientos que una vez asimilados han llegado a ser parte de nosotros.

La realidad de la vida es que nunca dejamos de aprender, y qué bueno cuando alguien nos asiste. Nosotros debemos permitir la asistencia, con humildad y gratitud, porque qué incómodo y doloroso es cuando uno quiere enseñarle algo al alguien y el rechazo es tan evidente, por lo que uno se hace a un lado. Por lo mismo, también es gratificante cuando uno se toma el tiempo para transmitir un conocimiento y la persona no solo lo agradece, sino muchas veces cuando lo usa se toma el tiempo para dar el crédito a aquel que tuvo la gentileza de comunicarlo.

No se puede negar que hay muchos que han sido autodidactas en muchas cosas de la vida, pero aun ellos para cultivar esa virtud han sido asistidos y ayudados para tener el debido conocimiento que luego pueden ampliarlo y superar a sus maestros. Uno de los secretos más valiosos está en saber qué queremos saber, y también tener la determinación de preguntar y si no lo tenemos claro volver a preguntar hasta que el conocimiento es propio; lo podemos administrar de modo que podemos enseñar a otros.

Esta vida es un constante compartir de conocimiento y asimilar conocimiento para poder avanzar y mejorar. Nada se logra con el hecho de que se confiese que no se sabe o que nunca lo estudié, porque la vida nos pone exigencias a las que debemos alinearnos; de lo contrario, nos estamos autoeliminando y no podemos culpar a nadie más que a nosotros mismos, porque nosotros somos los culpables.

Es cierto que uno quisiera saber las cosas de una vez, pero no es posible, hay que ir paso a paso, y si un paso no está claro el otro de nada nos servirá. No es posible aprender un idioma de un día para el otro, tampoco si aprendemos un oficio con una vez ya lo tenemos claro, siempre es un proceso. Por lo mismo debemos poner voluntad para iniciar y también debemos cultivar carácter para que en el conocimiento que tenemos alcancemos excelencia.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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