IMAGEN ES PERCEPCIÓN

Peor que el infierno

|

Existen circunstancias en la vida que por malas que parezcan, seguramente tienen un propósito de superación o enseñanza personal y que además pueden dar la oportunidad de ayudar a otras personas. Y es así lo que le ocurrió al periodista Juan Luis Font que en su “Vistazo al infierno”, narró su vivencia personal en una carceleta de los Tribunales.

Esta situación le permitió vivir en carne propia una realidad que pocos conocen y gracias a su experiencia como periodista pudo expresar elocuentemente el estado de las cárceles del país y el sufrimiento que viven allí, quienes mientras se averigua si son culpables o inocentes, tienen que incendiarse en las llamas del mismo infierno. Esperemos que gracias a su gráfico relato pueda lograrse obtener algún beneficio o cambio.

De todo lo ocurrido hay que analizar varias circunstancias:

Primero: “La causa”. Se ha vuelto común que las personas conduzcan su vehículo con aliento alcohólico, una copita de más y otros a quienes verdaderamente se les pasa la mano. Pero en general existe una falta de conciencia sobre los riesgos que conlleva beber y manejar y lo más probable es que nadie se imagina que “ese día” le puede tocar ser protagonista de un accidente y entonces cambiarle la vida en un segundo.

Es necesario que la Policía Municipal de Tránsito difunda suficientemente la información para dejar claro: 1. Que es un delito manejar en estado de ebriedad, porque se pone en riesgo la vida de otras personas. 2. Cuáles son los niveles aceptables de contenido de alcohol en la sangre en Guatemala. 3. Establecer los estándares proporcionales a la cantidad consumida de licor, reflejadas en el alcoholímetro. Es decir, ¿Cuál es límite para beber, una copa, dos, tres…? Debe hacerse una campaña para educar y concientizar a la población.

No debe olvidarse la otra cara de la moneda, son los que venden licor sin ninguna restricción, incluso a menores de edad. ¿Dónde están los controles del Ministerio de Gobernación aquí? Nadie pide identificación para vender guaro a un jovencito, que luego se subirá a su vehículo y tendrá en sus manos un arma potencial.

Debe empezarse no solo a pasar el alcoholímetro a los conductores, sino también a controlar la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad. Crear conciencia en que si alguna persona bebe, no debe manejar.

Segundo: “La detención”. También es usual, que cuando algún policía detiene a alguien y ve la oportunidad, pida una “coima”, una mordida pues. ¿Qué tan dispuesto está usted a darla? Como diría Jimmy Morales, si la corrupción es normal. Y eso sí que se lo aplaudo a Font, porque decidió no contribuir al sistema corrupto.

Otro aspecto es que si van a detener a personas por delitos de tránsito, debería existir una comisaría especial para este tipo de delitos e infracciones. Que podría ubicarse donde está la Policía Municipal de Tránsito. Aunque actualmente lo pongan a usted con los “paisas” en una cárcel de 16 metros cuadrados, con olor a orines y con un solo baño sin puerta para 38 personas, ¡Eso no es justo! ¿Qué pasa si usted no ha tomado una sola gota de licor y por accidente mata a un peatón imprudente y lo tiran en una carceleta con ladrones, mareros y asesinos, y allí lo violan? ¡Por favor! ¿Es eso justo? También podría colocárseles un brazalete de control y que se les otorgue un arresto domiciliario.

Tercero: “La carceleta”. Aunque muchos consideran que una persona privada de libertad merece lo peor. Debe considerarse que en este caso particular no han sido condenadas y esta es una cárcel “provisional”, al menos aquí deberían respetarse los Derechos Humanos mínimos. Ojo a la PDH que debe exigir que se mejoren las condiciones de este sitio de inmediato.

@Brensanchinelli

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.