TIERRA NUESTRA

Política pública: lo que la derecha no ve

Manuel Villacorta manuelvillacorta@yahoo.com

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Más allá de la posición ideológica que tengamos los guatemaltecos, no podemos negar que tenemos grandes problemas sociales: pobreza extrema, grave carencia de servicios públicos esenciales, un modelo educativo colapsado, un sistema de salud calamitoso, altos niveles de inseguridad ciudadana y una economía que dejó de crecer y que se muestra incapaz para captar la cada vez más creciente demanda laboral. Y si a ese cuadro tan complejo le sumamos una institucionalidad pública ineficiente y corrupta, el contexto general es verdaderamente inquietante. Más de 1200 niños nacen cada 24 horas en Guatemala. Las demandas sociales se expanden pero como país, somos incapaces de satisfacerlas. El sentido común, abstrayéndonos de cualquier ideología, nos orienta a pensar y a confirmar que la conflictividad será por mucho tiempo la constante. Y como lo demostró John Kenneth Galbraith en su tratado “El origen de la pobreza en las masas”, la pobreza produce conflictos y los conflictos siempre agudizan la pobreza. Este complicado y desafortunado cuadro nacional, jamás podrá ser superado por la sola existencia de un mercado capitalista, cuyo sustento ideológico se basa en la vigencia pura y dura de la ley de la oferta y la demanda. Nadie puede negar que los mercados se auto regulan cuando existe una verdadera libertad económica, siempre y cuando no exista cooptación política de las instituciones públicas y menos aún, los monopolios. Pero el capitalismo lleva intrínseca la competencia cuyo objetivo primordial es la obtención de la ganancia. Ese individualismo personalizado o corporativo, subestima y en caso extremo, rechaza toda política pública y social, por cuanto la califica de paternalismo estatal, intervencionismo público o injusta redistribución de recursos fiscales, entre aquellos que producen y los que temporal o permanentemente no lo hacen. Y es acá en donde empieza el debate entre derecha e izquierda, entre liberalismo y socialismo.

En lo personal luego de haber estudiado con especial interés la temática de la política pública y analizado experiencias exitosas implementadas en África, Asia y en el cono sur de América Latina, estoy convencido que sólo el Estado a través de estrategias de desarrollo social (política pública) puede enfrentar con éxito las cada vez más acuciantes y expansivas demandas ciudadanas. Confieso que admiro y considero al doctor Bernardo Kliksberg como el eje intelectual central de la política pública en América Latina. Cualquier lector interesado en encontrar soluciones y propuestas perfectamente sustentadas para enfrentar la pobreza y los agudos problemas sociales, encontrará en su obra impresionante material de alta calidad. Cito los títulos de sus obras más recientes: Primero la gente, Ética para empresarios, Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad, Más ética más desarrollo. En su libro: Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad, el doctor Kliksberg expone: “Al analizar América latina, se menciona con frecuencia que hay pobreza y que hay desigualdad. En realidad, las investigaciones evidencian una situación diferente. Hay pobreza porque hay desigualdad. Es un factor clave para entender por qué un continente con una dotación de recursos naturales privilegiada, y amplias posibilidades en todos los campos, tiene tan importantes porcentajes de pobreza”. Las últimas aportaciones de ICEFI para el caso de Guatemala, revelan precisamente eso, la desigualdad en el ingreso y la ausencia de políticas públicas en favor de las mayorías, se perfilan como los motivos indiscutibles de nuestro atraso social.

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