PLUMA INVITADA

¿Por qué fracasará la Cicig?

Pablo Rodas Martini  @pablorodas

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La Cicig realiza una gran e incansable labor: con el apoyo del MP ha logrado que se encarcele a muchos políticos y empresarios corruptos. Si su éxito hubiera que evaluarlo por el número de casos llevados ante los tribunales, procesados con pruebas contundentes, y gente puesta en la cárcel, se llevaría un 10 sobre 10. ¿Quiere decir esto que la ruta decidida al crear la Cicig, y ejecutada por esta, nos va a dar un país mucho mejor? Para nada. La Cicig podrá seguir logrando resultados similares por los próximos cinco o siete años que el país no va a mejorar: seguirá renqueando, seguirá podrido y seguirá acarreando miseria y corrupción.

La historia del mundo occidental desde la Revolución Industrial a la fecha no nos arroja ningún país que haya pasado a ser desarrollado gracias a una reforma judicial. Que estas son importantes, nadie lo discute; que contribuyen, nadie lo niega, pero las reformas judiciales, la cacería de corruptos, es solo un elemento más dejar de ser tercer mundo. Tomemos Europa, EE. UU., Canadá, Australia o Nueva Zelandia, son avanzados por muchas otras razones; la reforma judicial fue importante pero fue solo un componente adicional. Pasemos al milagro económico del Lejano Oriente con Japón, Corea del Sur, Singapur, Taiwán y, ahora, Malasia, Tailandia o China: la reforma judicial y el combate a la corrupción no tuvo lugar sino hasta que su ingreso per cápita era ya alto, o no está ocurriendo sino hasta ahora, o ni ha comenzado. Llora sangre, ¿no? ¿No debería ser obvio que a menor corrupción mayores recursos para el Estado y mejor desarrollo? Suena melodioso, pero es wishful thinking (la traducción al español no transmite con tanta claridad el mensaje). ¿Quiere esto decir que no debemos combatir la corrupción? Por supuesto que debemos atacarla y con todo; lo que presento es una verdad histórica: su contribución es marginal, los países dejan de ser subdesarrollados por muchas otras razones.

La Cicig podrá encarcelar a los políticos de este período (los del gobierno anterior ya están), o incluso de los anteriores, que vendrán las próximas elecciones en 2019 y nos darán un ejecutivo, un congreso, y unos concejos municipales de la misma calaña de los que hemos tenido: la gran mayoría muy malos, una minoría regular, y solo un puñado de buenos. Los partidos políticos de hoy, de ayer y de hace 20 años han sido basura. Los mejores partidos los tuvimos con el retorno de la democracia en 1986 (y mejores entre comillas). La Cicig está aniquilando a los políticos de hoy en día, pero su lucha no construye clase política, y no hay nadie que lo esté haciendo. La Cicig es perfecta para demoler edificios torcidos, pero deja la ciudad… derruida, llena de escombros.

La educación, la principal determinante para que un país triunfe o fracase, anda en la calle de la amargura. Se podría encarcelar a 500 políticos más que el nivel educativo promedio de la población continuará siendo uno de los más bajos del mundo. Que la corrupción le quita recursos a la educación, por supuesto; sin embargo, la educación podría recibir el doble de fondos, que de poco serviría, pues no hay una política educativa: tanto la pública, con un pésimo sindicato, como la privada, con sus miles de colegios y creo que ya decenas de universidades, tienen en su mayoría un nivel muy precario.

Podría mencionar muchas otras áreas decisivas para dar el brinco del tercer al primer mundo, pero mi mensaje es sencillo: la Cicig debe seguir y su esfuerzo hay que aplaudirlo, pero nos sirve de muy poco para el mediano y largo plazo. Las cárceles ya están llenas con mareros. No se trata de llenarlas ahora con políticos. Se trata de forjar políticas de Estado muy precisas en educación, en la formación de la clase política, en medio ambiente, y algunas otras: políticas de Estado casi inamovibles, que los gobiernos entrantes solo administren y maticen, pero que sigan su curso. Solo así, con la evidencia histórica, con la mirada fija en el largo plazo, y con determinación de hierro, se podrá construir a Guatemala.

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