SI ME PERMITE

Posponer puede ser fatal

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“La felicidad no es algo que posponer para el futuro, la felicidad es algo que diseñar para el presente”. Jim Rolm

Hay quienes cuando se paralizan cuando tienen que tomar decisiones y no saben que alternativa tomar, pero para la mayoría tomar decisiones son un desafío. En esta realidad la tendencia de muchos es hacerlo cuanto antes para no perder la emoción de decidir. No podemos negar que para muchos lo más natural es tener una excusa para esperarse o bien tomar un tiempo para pensarlo.

Hay muchas cosas que no nos afectan si se posponen con el fin de pensar y evaluar para que lo que se ha de hacer sea hecho mejor y con mayor responsabilidad. Pero tristemente en algunos casos cuando el tiempo ha transcurrido ya no es válido lo que se había pensado hacer.

Podemos decir que este asunto tiene que ver con ciertos temperamentos que tenemos o bien por la cultura en la cual hemos sido formados. No podemos negar que muchos lamentan muchas cosas que no han podido lograr por el hecho de que no hicieron algo en su momento y una vez que el tiempo transcurrió no está esa oportunidad. Un simple ejemplo: si tengo planes de decirle a alguien algo que he pensado o bien si tuve un mal entendido con alguien y sabemos que debemos disculparnos o despejar el mal entendido, pero por posponerlo en un momento esa persona ya no estará y lo que íbamos a hacer ya no es posible. Por ello vivimos el resto de la vida con ese pesar de algo que no logramos hacer.

Una evidencia de madurez en nosotros está en el hecho que muchas veces sentimos decir algo, pero por otro lado sabemos que lo más sabio es callarlo porque no hace falta y con el tiempo estamos felices de haberlo callado. Pero de igual manera queremos hacer o decir algo y nos proponemos en hacer y lo logramos y vivimos el resto de la vida con la gratificación de un deber cumplido o bien una tarea hecha.

Esta realidad puede ser también manifiesta en nuestra conducta con el cuidado de nuestra salud. Tenemos alguna molestia y por más de una razón lo toleramos hasta el momento que no podemos llevar el dolor o la molestia y recurrimos para buscar ayuda y cuando llegamos y nos atienden surgen una serie de preguntas en el proceso como desde cuando tiene la molestia o cuando empezó con el problema y cuando damos la información, hay una mirada que nos cuestiona con un mensaje de “y porque se esperó tanto tiempo para venir en busca de la ayuda” si bien podemos tener una serie de justificaciones según nosotros pero el daño y las consecuencias no se pueden remediar.

La misma verdad puede ser aplicada en las relaciones que tenemos. Claramente sentimos que debemos mejorar algunas relaciones o bien deberíamos terminar con ellas, pero transcurrido el tiempo poco se puede hacer y cuando nos enfrentamos o nos alejamos el daño no se puede eliminar.

Al planificar nuestra vida debemos ser disciplinados para desarrollar el carácter y la determinación necesaria para cumplir con lo que nos proponemos. Lo que otros nos imponen quizás lo podemos negociar, pero cuando la imposición viene de nosotros mismos, cultivemos determinación para hacer lo que se debe hacer pero en el tiempo y lugar planificado para evitar daños.

Puede que muchos de los que nos rodean tengan el problema de posponer, al punto de ser un modo de distinguirlos. Nosotros podemos ser la excepción para no quedarnos atrapados con todos sino marcar la diferencia. Le hacemos bien a los nuestros y también a las metas que nos hemos trazado.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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