CATALEJO

Prepararse para el fin de la tormenta

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CUANDO LA SEGUNDA GUERRA mundial era percibida como una derrota para los aliados, e Inglaterra estaba a la merced de los bombardeos alemanes, Churchill integró un equipo cuya meta era hacer planes para realizar cuando Hitler fuera derrotado. A la distancia en el tiempo no se piensa en el pensamiento positivo implícito en la decisión. El país estaba literalmente en llamas, pero no fue obstáculo para trabajar en esa forma, convencido de la equivocación de esperar al triunfo para comenzar a hacer las planificaciones. Simplemente, la victoria abriría una crisis para ambos lados, aunque la de los perdedores fuera más profunda. Vale la pena recordar esto porque se puede aplicar, con adaptaciones, en la situación actual de Guatemala.

ES VÁLIDO PREGUNTARSE cómo será la realidad inmediata, a corto y a largo plazo luego del fin de esta etapa, llamémosle agitada, de la crisis. No hay a mano una bola de cristal, claro, pero es indispensable comenzar a recoger ideas de pensadores de cualquiera de los diversos puntos de vista prevalecientes en el mundo actual. La crisis guatemalteca ocurre a su vez en un mundo afectado por una crisis política derivada de la aplicación no solo simplista, sino de teorías puras, sin tomar en cuenta aspectos como las diferencias humanas de sexo, edad, grupo étnico, nivel educativo, y de residentes yanto de grandes como de pequeños centros urbanos, pero en especial la tendencia hacia el individualismo exagerado, uno de los motivos de la nefasta corrupción.

PARA PREPARAR ALGÚN PLAN es muy necesario analizar los acontecimientos históricos a partir de una fecha, como puede ser 1944 o 1954. Hacerlo, eso sí, de manera serena y despojada de posiciones triunfalistas o de las quimeras escondidas en la ideología de cualquier signo. No es ocioso recordar la frase según la cual el desconocimiento de la historia provoca su repetición. El análisis debe ser hecho, por decirlo de alguna manera, en forma vertical, es decir refiriéndose a lo ocurrido en el país, y además en forma horizontal, o sea tomar en cuenta las condiciones del mundo cuando ocurrieron todos esos hechos, ahora válidamente considerados para una interpretación de la situación actual.

LA PRINCIPAL PREMISA DEBE ser analizar dónde se debe poner el punto de partida hasta llegar a la vorágine actual. Guatemala se encuentra en un parteaguas, en una etapa de posibles cambios profundos, no en forma de una revolución violenta y con sangre, sino de la aplicación de las normas de la democracia en sus manifestaciones políticas, económicas y sociales. Este examen no debe ser realizado solo dentro de una óptica, porque urge encontrar en el crisol de los criterios la amalgama necesaria a fin comenzar de nuevo la tarea de conformar un país incluyente, cuya fuerza y unidad estén basadas en la diversidad. Sin consenso, sin cesión parcial de algunos derechos, es imposible lograr cambios para comenzar la eliminación de las decepciones, amarguras y frustraciones existentes dentro de la mayoría ciudadana.

LA SEGUNDA TAREA CONSISTE en prepararse para el futuro, sabedores de la imposibilidad de predecirlo. Esa preparación necesita estar basada en el convencimiento ya mencionado de permitir el funcionamiento de las instituciones, al alejarlas del oportunismo y la corrupción a causa de los próximos castigos a los corruptos. El miércoles se realizará un foro organizado por la Fundación Esquipulas, el foro “Después del tsunami, ¿hacia dónde vamos? Visiones para una nueva Guatemala”. Tendrá doce participantes y doce comentaristas, entre quienes hay una interesante mezcla de edades —experiencia y juventud—. A mi juicio, de actividades como esta se pueden lograr puntos de vista válidos para cuando termine la actual tormenta política del país.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.

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