PUNTO DE VISTA

Pretorianismo en Venezuela

|

Nicolás Maduro, en reciente cadena nacional de radio y televisión:” Todos los ministerios, todos los ministros y ministras, todas las instituciones del Estado quedan bajo el orden y la subordinación absoluta al Comando Nacional de la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, bajo el mando del presidente de la República y bajo el mando del general en jefe Vladimir Padrino López a partir de este momento. Todos los ministerios”.

De esta forma Maduro subordina el gobierno civil de Venezuela al ministro de la Defensa, incluyendo, en la práctica, al vicepresidente, quien era el encargado de coordinar y supervisar a los ministros. Se trata de un acto desesperado de Maduro frente al desastre socioeconómico, provocado por un modelo estatista y colectivista fracasado, basado en “ideas muertas” y por la ineptitud, la corrupción y la ceguera ideológica de los gobernantes. En realidad ya la mayoría de las gobernaciones y de los ministerios, en particular los más relevantes como Relaciones Interiores y Finanzas, han estado desde hace tiempo en manos de militares activos y retirados.

Samuel Huntington, quien fue mi profesor y amigo en la Universidad de Harvard, define como “sociedad pretoriana” a una sociedad en la cual no existen o son extremadamente débiles e inefectivas las instituciones políticas. Estas son incapaces de mediar, canalizar y organizar la acción política de los grupos sociales, que se enfrentan directamente en la “arena” política. No hay “reglas del juego” político aceptadas por todos. Cada grupo utiliza medios que reflejan su naturaleza y capacidades peculiares. Las técnicas de intervención militares, obviamente, resultan las más efectivas, porque, como dice Hobbes: “Cuando no aparece ninguna otra cosa, los bastos son triunfos”. Sin embargo, la historia de América Latina ha demostrado ampliamente que los militares no son eficientes en el manejo de la política económica, si lo hubiesen sido, América Latina debería ser una de las regiones más desarrolladas del mundo, ya que desde la independencia fue gobernada mayoritariamente por militares. En realidad, los militares, al depender del presupuesto nacional, tienen una evidente vocación rentista y, en general, su formación adolece de incultura económica.

En Venezuela se está implantando una nueva forma de militarismo, donde se mantienen las formas de la legalidad democrática, pero que en el fondo implica entregar al estamento militar el ejercicio determinante del poder. El militarismo es una degeneración de la profesión militar, una expansión hipertrófica y por tanto patológica de su campo de acción. En la actualidad, las fuerzas armadas subordinadas al poder civil democrático son las fuerzas armadas profesionales y eficientes de los países avanzados, respetadas y amadas por sus pueblos. En cambio, el militarismo es una cualidad típica de los países atrasados y de fuerzas armadas de opereta, ineficientes y mayoritariamente corruptas. Las gloriosas legiones romanas que conquistaron el más grande y floreciente imperio de la antigüedad despreciaban a los pretorianos, generalmente comandados por “lamebotas” del emperador de turno, por nepotistas, golpistas, corruptos, ineficientes y cobardes.

La Fuerza Armada venezolana debe entender que su imagen, ya deteriorada, depende de su conducta, y la única conducta aceptable es el respeto irrestricto a la Constitución.

@sadiocaracas

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: