ENCRUCIJADA

Privilegios y fantasmas

Juan Alberto Fuentes Knight

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Si mi vecino gana lo mismo que yo, ¿es justo que yo pague menos impuestos? No. Ambos deberíamos pagar lo mismo. Es un principio básico de equidad, poco polémico. Pero la iniciativa propuesta en el Congreso para reducir los impuestos a ser pagados por ganaderos y productores agrícolas contradice ese principio ampliamente aceptado. Busca privilegios. Busca que estos productores paguen menos que los demás ciudadanos en general. Incluso busca que parte de los pocos impuestos que paguen les sean devueltos por la vía de un oscuro fideicomiso que le trasladaría estos recursos al sector agropecuario.

Esta medida disminuirá la recaudación tributaria, como ha señalado la SAT. Pero tan importante como ello sería la erosión de la moral tributaria: ¿es justo que otros empresarios, desde los que dirigen cafeterías y talleres hasta pequeños negocios comerciales o empresas de alimentos, paguen más? No es justo.

Ello podría estimular el cabildeo para otras propuestas no aprobadas previamente, como la exoneración de impuestos para el turismo. Sería la resurrección de un primer fantasma como consecuencia de esta propuesta, que comenzó con la ganadería y se amplió a la agricultura. Y no es difícil imaginar a un diputado argumentando que para combatir la desnutrición habría que eliminar los impuestos pagados por la industria alimenticia. Podríamos presenciar una fila de fantasmas.

Parte de la explicación de esta iniciativa es que ahora los ganaderos y otros productores agrícolas como los azucareros estarán sujetos a la nueva ley que regula el secreto bancario, que está por entrar en vigencia. Con esta ley será más fácil detectar la evasión de impuestos, muy alta entre muchos ganaderos y productores agrícolas grandes. Tendrán que pagar los impuestos que realmente les corresponde pagar.

El problema para ellos es que el sector agropecuario de Guatemala siempre se ha beneficiado de una situación desigual: por la vía de la evasión han pagado muy pocos impuestos, mientras otros sectores pagaban más. Ahora, con la ley que regula el secreto bancario, tendrían que pagar igual que los demás. Frente a ello los ganadero-diputados plantean esta iniciativa para continuar pagando menos, pero de manera legal: “formalizan” la desigualdad. No es justo.

La actividad agropecuaria requiere tierra para su producción, y parte de la desigualdad que existe en ese sector refleja la gran concentración de la propiedad de la tierra en Guatemala. Es de las más altas en el mundo porque, a diferencia de la mayoría de países, Guatemala no estuvo sujeta a una reforma agraria. Ese es un tema menos importante actualmente, porque la actividad agropecuaria solo genera el 10% del ingreso nacional. Sin embargo, por lo que se ve, hay quienes insisten en mantener la gran concentración de ingresos en ese sector. Previamente lograron impedir la reforma agraria, que los amenazaba, y ahora intentan impedir el pago de impuestos, que amenaza con reducir levemente sus concentrados ingresos. Por eso, ante la extrema desigualdad que buscan mantener, esta iniciativa de los ganadero-diputados puede sin querer revivir otro fantasma, muy temido: el de la reforma agraria.

Más adecuado sería contemplar otras medidas para favorecer especialmente a los pequeños y medianos productores agropecuarios. Eso no se logra reduciendo impuestos sino con crédito, información, servicios de extensión, infraestructura e incluso con una política cambiaria diferente, que asegure más quetzales por cada dólar que reciben. Pero las razones no valen; lo que está en juego son intereses.

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