PUNTO DE ENCUENTRO

Querido Marco Antonio:

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Después de 37 años de luchar sin descanso, tu mamá, Doña Emma, y tus hermanas, Lucrecia, Emma y María Eugenia, consiguieron que la justicia guatemalteca —por fin— reaccionara. El jueves pasado en un tribunal de alto riesgo inició el juicio en contra de cinco militares a quienes se les señala como responsables de tu desaparición y de la violación sexual y tortura de tu hermana, Emma Guadalupe.

Treinta y siete años son muchos para el corazón de una madre. Sólo el amor inmenso que te tiene ha sido capaz de sostenerla en este camino repleto de obstáculos, descalificaciones y amenazas. Tu mamá, esa mujer de enorme dignidad y valentía, merece que la justicia de este país le retribuya —aunque sea en mínima parte— el dolor inmenso que le causaron el día en que te secuestraron y te arrebataron de sus brazos. Porque la justicia, Marco Antonio, no es venganza, es justicia.

Con tu foto colgada al cuello, y con su voz firme y serena, doña Emma nos explicó a un grupo de periodistas que ha llegado hasta aquí para que nunca más una familia guatemalteca tenga que pasar por ese dolor inmenso de perder un hijo, porque hubo alguien —con suficiente poder de decisión— que ordenó que así sucediera.

Como tú, Marco Antonio, cinco mil niñas y niños guatemaltecos fueron desaparecidos durante la larga noche de las dictaduras militares, y como tu mamá y tus hermanas, muchas familias siguen esperando saber qué les ocurrió y dónde están o dónde están sus restos. Y es en nombre de esos miles de niñas y niños desaparecidos que tu familia ha logrado —37 años después— que los responsables de esas atrocidades respondan por sus actos y sus decisiones.

Eso que ocurrió contigo, Marco Antonio, no fue producto de la casualidad. Tu desaparición forzada —como las miles más ocurridas en Guatemala y en el resto de América Latina— fue producto de una estrategia represiva para instalar el terror en la sociedad y acabar con la semilla de toda expresión social de resistencia y de lucha por la democracia y la libertad.

Tus verdugos siguieron al pie de la letra lo establecido en la Doctrina de Seguridad Nacional que contempló la represión indiscriminada y estableció la idea del enemigo interno que alcanzó incluso a niños y adolescentes como tú. Ese sistema masivo de violaciones a los derechos humanos que se instauró durante los regímenes militares —a través de estructuras criminales nacidas de las entrañas del Estado— sigue siendo hoy, Marco Antonio, la génesis de la impunidad y de las actuales redes criminales que se niegan a desaparecer.

Por eso reviste de enorme importancia para nuestro país la resolución que adopte el tribunal que conoce tu caso. Con su veredicto no solamente sabremos de qué lado está la justicia: si del olvido, el abuso, el terror y la arbitrariedad o del lado de la verdad, la memoria, el respeto a los derechos humanos, el estado de Derecho y el combate a la impunidad.

Ojalá la resolución del tribunal le dé respuesta a la inclaudicable lucha y al enorme coraje de tu mamá y tus hermanas que se han convertido, como las valientes mujeres de Sepur Zarco, en una familia emblemática de la resistencia al odio, al terror, a la indiferencia y al silencio.

Te quedaste en nuestras pupilas como un jovencito de 14 años, no te dieron la oportunidad de seguir creciendo y de vivir. Pero, ¿sabés qué? No solamente estás vivo en la memoria y el corazón de tu mamá y tus hermanas, sino en cada paso que han dado por saber la verdad y recuperarte. Y ten por seguro, querido Marco Antonio, que ni ellas ni nosotros vamos a claudicar hasta encontrarte.

@MarielosMonzon

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.